36. Quería saber la verdad
Santiago Sandoval
Me encontraba sentado en una silla frente a la cama de Christa, donde momentos antes la había recostado. El talón de mi pie hacía un movimiento de sube y baja con algo de desesperación, el médico estaba tardando demasiado y yo solo esperaba que Christa no tuviera nada malo. Tal vez debí explicarle, pero el coraje que sentí en ese momento me sobre paso.
Apoyé los codos en mis rodillas frotando mi frente con las yemas de mis dedos, cerré los ojos y recordé lo que había escuchado esa mañana.
**Flashback**
Estábamos desayunando en el comedor principal, cuando mi tío recibió una llamada, al parecer era importante, se puso de pie cuando la empleada doméstica le dijo que un tal Rubén Ancira estaba al teléfono y se dirigió al despacho a toda prisa cerrando las puertas a su espalda.
Todos nos miramos desconcertados al observar su reacción, era la primera vez que la mirada segura y omnipotente de mi tío cambiaba a una de incertidumbre, lo que me generó curiosidad.
—Hijo, Santi