Evidentemente él no se esperaba aquello.
Por un instante Cassian se quedó inmóvil, aturdido.
Había esperado que después de reclamarlo, Katherine se fuera con él de buena gana en busca de sus cachorros pero ante la firmeza de su voz y la petición que acababa de hacer, no sería así.
Su mano seguía en el vientre de su hembra y de repente algo extraño sucedió.
Katherine sintió que un calor familiar rugió en sus venas, su poder. El don del tiempo que había estado dormido por años, desde que escapó del pasado, despertó ahora con una fuerza brutal. Lo sintió fluir desde el punto exacto donde la mano de Cassian tocaba su piel, como si su toque fuera el catalizador, el vínculo que lo invocaba.
El bosque entero de repente se detuvo en un instante.
Todo se congeló.
Excepto él.
Cassian se tensó contra ella, su aliento cálido chocó contra su cuello, su mano seguía inmóvil sobre su vientre. Sus ojos se entrecerraron y la sorpresa cruzó su rostro por un segundo antes de que su lobo interior reconoc