Aysel sufre al saber que él lobo que ama es él compañero destinado de su hermana adoptiva, sin embargo, todo cambia cuando una semana antes de la ceremonia y que regresé Lyon, ella huye con su amante. Lyon regresa antes de lo previsto y se encuentra con la noticia que su futura Luna a huido, el dolor y la rabia de la traición lo enceguece y lo único que quiere descargar su furia en lo único que queda de ella, su familia. Aysel sufre con Lyon, sin embargo, no puede permitir que su familia pague por una culpa que no es de ellos, y sabiendo que la Diosa tal vez no escuche su plegaria por la marca que cubre su rostro, ella implora misericordia para sus padres. Para su fortuna la Diosa la escucha y sin poder creerlo ahora ella se convertirá en la Luna de Remplazo.
Leer másEn las salas de café no se hablaba de otra cosa de la eminente llegada de Lyon, el alfa de la manada y su ceremonia donde tomaría como su Luna a la hija adoptiva del enlace de manada, a la más bella del lugar Dilay Chao.
—No estás feliz Dilay, se dice que la próxima semana regresa Lyon y al fin te convertirás en su Luna— le decía una mujer que estaba de frente tomando una taza de té. —Si, muy feliz— contesto sin mucho animó, algo que fue notorio para todas las mujeres presentes. —Pues no se nota querida —respondió una de las mujeres con una sonrisa burlona —Está nerviosa, además extraña a Lyon, han sido tantos meses sin verlo —intervino Tara al ver la cara de su hija, le apretó la mano con disimulo para que cambiara su rostro y mostrará una sonrisa —¿Verdad cariño? —Si mamá, es la nostalgia —respondió Dilay con una mueca en el rostro. —Casi todo está listo —intervino Tara llamando la atención de las mujeres —Aysel y yo la estamos ayudando en todo, para que sea la mejor ceremonia de Luna, ¿verdad hija? —Si mamá —contesto la joven con una media sonrisa. Odiaba que su madre se comportará como la verdadera madre de Dilay, cuando en realidad era su sobrina, hija de su hermana que había perdido la vida al dar a luz a la pequeña que estaba destinada a ser la Luna de la manada de Luna Azul. Desde ese momento su madre, Tara se hizo cargo de ella y las criaron juntas, pero siempre marcando las diferencias. Aysel observó a su hermana el resto de la reunión, notando algo extraño en su mirada, había desaparecido el brillo que caracterizaba sus ojos, parecía que nada de lo que decía su madre ya no la emocionara, podía decirse que había una repulsión con la idea de convertirse en la Luna del Alfa. —…solo falta ajustar la música y quien cantara él canto tradicional… —He escuchado que Aysel tiene una voz privilegiada, porque no ella —habló otra que miraba a Aysel que se emocionó, pero pronto ese gusto se rompió al escuchar la risa de burla de su madre. —No, por la Diosa, si lo hiciera haría el ridículo ¿verdad? —Tara le dio una mirada asesina si se atrevía a contradecirla delante de todas esas mujeres, así que solo asintió y cubrió más su cara con el cabello —la próxima Luna Llena quien brillará será mi Dilay… Aysel bajo la vista no demostrando el dolor que le causaba el desprecio de la mujer que le había dado la vida, en los años de vida eran contadas las demostraciones de cariño, eran más humillaciones y repulsión por la marca de nacimiento que cubría su rostro. Al llegar a su casa, Dilay eludió la hora de la cena con la excusa de estar muy cansada y que le dolía la cabeza. —Te han vuelto la migraña hija —la miró con amor y compasión Tara. —Si, si descanso un poco puede que se calme —dijo subiendo las escaleras… —Descansa hija, en un rato te mando un té —dijo detrás de ella —anda Aysel prepara el té… Aysel fue a la cocina, lo preparó y cuando estuvo listo lo llevo a la habitación de Dilay. —¿Qué te pasa, Dilay? No te noto feliz de saber que pronto vas a cumplir tu sueño de ser la Luna de Lyon —le preguntó mientras se sentaba en la cama, desde niña siempre había soñado con la próxima fecha de su unión, pero ahora parecía que no quisiera que llegará —él regresará la próxima semana de su entrenamiento y por fin tomara su lugar en la manada junto contigo. —No quisiera que llegue —soltó Dilay moviendo la cucharilla en la taza de té, de inmediato se dio cuenta del error que había cometido al decir esas palabras —no quise decir eso, de verdad Aysel no digas nada a mamá, si ella lo hubiera escuchado me diría que me he vuelto loca. —Pero Dilay que ha pasado ¿Qué cambió para que no quieras ser la luna como esta en tu destino? —preguntó preocupada Aysel tratando de tomar su mano, pero su hermana la aparto y bajo la vista con vergüenza y dolor. —No ha pasado nada, son los nervios de saber que pronto seré la Luna de la manada —intento mostrar una sonrisa sincera, pero le fue imposible, parecía que estaba por llorar —Aysel por favor déjame descansar, mañana me espera un día complicado con los últimos detalles de la ceremonia… Aysel aceptó, sabía que no le sacaría ni una sola palabra, pero no dejaría las cosas así, ella descubriría porque el cambio en Dilay. —Descansa Dialy… Al día siguiente durante su paseo de las tardes se topó con su amigo Berk, que al verla se puso nervioso. —Aysel ¿Qué haces por aquí? —dijo mirando detrás de él… —Sabes mejor que nadie que me gusta salir a caminar por las tardes, más esta semana —dijo con una sonrisa —mi mamá no habla de otra cosa que no sea de la ceremonia de Luna —elevó los ojos al cielo —después que Dilay se convierta en la luna de la manada, no sé qué va hacer mi madre… De pronto escuchó una risa de felicidad que le parecía familiar, el sonido venía detrás de unos arbustos, cuando iba a ver Berk tomo su mano —Yo te acompaño, vamos a caminar por acá —Berk tomo su mano para hacerla caminar hacia otro lado, pero de nuevo la risa llamo su atención, Aysel sé soltó del agarre de su amigo, siguiendo el sonido de la voz vio como Dilay entraba en la cabaña que era para los forasteros abrazada a un lobo. —Aysel no es lo que piensas… —miró a su recién amigo con rencor. —¿Qué no es lo que pienso? ¿Qué hace Dilay con tu hermano? —Berk se agarró la parte posterior de su cuello, no decía una sola palabra, que su actitud la hizo pensar lo peor. Camino hacia la cabaña de Berk y su hermano, él intento detenerla, pero fue inútil, Aysel llegó hasta la ventana de la cabaña y pudo ver con sus ojos la traición de Dilay. Ella estaba besando a Joram, mientras desabrochaba la camisa… —¿¡Dilay está engañando a Lyon con tu hermano!? —exclamó Aysel incrédula— ¿Y tú lo sabías todo este tiempo y no me dijiste nada? —Lo siento, Aysel, pero no podía traicionar a mi hermano —se disculpó con tristeza— él está enamorado de ella, dice que es su alma gemela. Que la diosa de la luna los unió para siempre. —Eso es una locura, ella es la pareja destinada de Lyon desde el nacimiento —replicó Aysel furiosa— ¿Qué va a pasar cuando él vuelva y se entere de todo? Los va a matar a los dos, y a nosotros también por encubrirlos. —Por eso he intentado convencer a mi hermano de que se nos vayamos lejos, antes de que sea demasiado tarde —continuó con angustia —pero él no quiere dejarla sola, dice que la ama más que a su vida, que se enfrentará a quien sea por ella. —Pues yo no pienso quedarme aquí a ver cómo se destruye todo —dijo Aysel decidida —voy a decir unas cuantas verdades a Dilay para ver si así entran en razón y dejan de jugar con fuego. Aysel, dio solo dos pasos para abrir la puerta de la cabaña, sin importar las suplicas de Berk que intentaba impedir que entrará, al abrir una pequeña rendija escuchó la conversación que sostenían los amantes. —Te amo, Dilay, te amo más que a nada en este mundo —le decía Joram con pasión —por favor, lo mejor es que huyamos juntos, donde podamos empezar una nueva vida. —Yo también te amo, Joram, eres mi lobo, mi compañero, lo siento aquí en mi corazón —le respondía Dilay con ternura —pero no puedo, tengo miedo de dejar atrás a mi familia, a mi manada. Sabes que soy la futura luna del alfa, su elegida por la diosa. —Si de verdad lo fueras, no dejarías que yo te bese y te toque como lo hago, no te mientas a ti misma, tú eres mía y así será siempre, la Diosa se ha equivocado— un beso interrumpió sus palabras —vámonos ahora mismo, antes que llegue Lyon… Unos cuantos besos fueron suficientes para que Dilay dijera las palabras que lastimaban a Aysel, como era posible que engañara a Lyon de esa manera. —Está bien, me iré contigo. Confío en ti, en nuestro destino —soltó Dilay con una enorme sonrisa, sus ojos brillaban como antes, llenos de felicidad y amor.Aysel sostenía entre sus brazos a su segunda hija recién nacida, ya había pasado cuatro años desde que Emel había sido enviada al calabozo, desde entonces nada perturbaba su felicidad, con el cambio verdadero de Radolf, la relación con Lyon su hermano era más fuerte, atrás había quedado su deseo de poder, de ser el Alfa, junto a su odio, ahora entre ellos existía amor y lealtad. Hasta habían incluido en esa hermandad a Uzziel, que no dejo de ser el mejor amigo de Lyon y el segundo al mando en la manada. Un año después, en un viaje Radolf se encontró con su compañera, con la que estaba formando una familia, tenían un hijo dos años menor que Conri. Conri iba creciendo fuerte y sano, dando señales del poder que tendría, además de formar escudos como lo había hecho el día que Emel lo secuestro cuando apenas era un bebe, también podía controlar el fuego, el agua, además era capaz igual que Aysel de curar, Lyon había sido testigo una mañana al dar un paseo por el bosque, como aun no podí
Todos se reunieron en la sala para escuchar como había pasado las cosas, Lyon fue el primero en decir que Emel lo había llamado a que fuera al viejo bosque solo, aprovecho un momento que los lobos no se percataron de que regresaban, como logro hacer que ella le entregara el niño y cuando salió, y se volvió a encontrar con Radolf, que los defendió de Emel.La pelea que hubo entre ellos y como Aysel termino sanándolo para que no perdiera la vida. Tara escuchó todo, pero su desconfianza era grande que no podía creer en la sinceridad de Radolf, para ella era una nueva trampa para traicionarlo de nuevo.—No deberían tenerlo aquí, cuando tengan la guardia baja los va atacar, lo mejor es que regresé a las tierras altas, Lyon evítate problemas, los lobos nunca cambian —dijo Tara, Dilay apretó su mano para que no siguiera hablando, como se atrevía ella a opinar eso.—Entonces no debieron tener misericordia con lo que tú hiciste mamá —dijo Dilay mirando con dureza a su madre —los lobos pueden c
Emel corrió contra Aysel, que era su primer objetivo, ahora que la tenía ahí no pensaba desaprovechar la oportunidad de hacerle daño, pero Radolf en su forma de lobo se interpuso, ella gruñó al verse impedida de llegar, salto dejan su forma humana para tomar su forma de lobo y así pelear contra Radolf.Aysel y Lyon solo veían a los dos lobos pelear, rasguños, mordidas causaban los chillidos y aullidos de los dos.Ella parecía buscar venganza, ya no le mostraba sumisión, sino que era una igual que él.En una lucha en el aire Emel logró rasgar el cuello de Radolf, el lobo negro cayó al suelo chillando.Lyon al verlo abrió los ojos, corrió a él mirando la herida mortal en el cuello de su hermano, lleno de coraje se convirtió en lobo y fue a pelear contra Emel, para vengar a su hermano.Aysel corrió con su cachorro en brazos a ver a Radolf que estaba perdido demasiada sangre por la herida del cuello.Por la pérdida de sangre no podía seguir sosteniendo su forma de Lobo, por lo que poco a
Lyon abrió los ojos mirando el campo de luz que los rodeaba, con la mirada buscó a Aysel, pensando que la misma Emel la hubiera llamado para torturarla, para hacerla sufrir, mirando como les haría daño a los seres que más amaba, pero no la vio, ni la sintió cerca, temía que estuviera usando la capa de su familia.Su hijo pateó e hizo un sonido que llamó su atención, al fijar su mirada en los ojos de su cachorro vio un brillo en ellos, que desapareció en un segundo, abrió los ojos comprendiendo que él había hecho posible ese campo de luz, que los protegió del ataque de Emel…Cuando el campo de luz dejó de rodearlos escuchó el gruñido de Emel que corría de nuevo contra ellos, con la daga en su mano.—Ni porque la misma Diosa los proteja, voy a desistir, te voy a enseñar que pasa cuando se burlan de mí —grito Emel —no voy a perdonar que me quisiste ver la cara, despídete de tu maldito cachorro…Cuando terminó de decir su amenaza, saltó sobre Lyon, pero está vez su idea era ponerse de fren
La noche había llegado, Aysel seguía en la angustia de no saber nada de Conri, este era el peor día de su vida, y sería la peor noche si pronto no tenía noticias de ellos.Lyon tenía horas sin contactarse con ella, sin responder a su llamado, que la desesperación la estaba matando, su cabeza no dejaba de pensar en lo peor, si algo le pasaba a los dos, ella se moriría. ¿A donde podría haberse llevado Radolf a su cachorro?—¿Cómo fue posible que la guardia no lo viera entrar? —cuestionó Tara que se movía de un lado a otro arrullando a la pequeña Metzi. —Radofl sabe entrar a la manada por dónde nadie lo vea, que fue fácil para él —respondió Dilay que estaba junto a Aysel —tranquila Aysel, no se lo que sientes, pero comprende un poco, si alguien me quitará a Metzi me volvería loca.—Estoy a nada de hacerlo —replicó Aysel besando la prenda de Conri que tenía entre sus manos —la angustia no me deja respirar, necesito aire, necesito a mi hijo…Aysel soltó en llanto de nuevo, y se puso de p
Lyon sintió que alguien quería enlazarse con él, su primer pensamiento fue Aysel, ella estaba desesperada al quedarse en casa sin hacer nada por su cachorro, que se le había metido la idea de irse por su lado a buscarlo, sino tenía pronto noticias de él. Lyon la conocía muy bien que sabía que cualquier momento ella andaría por el bosque, si Radolf la encontraba, temía que le hiciera daño, obsesionado con una absurda venganza…Le hablo con ternura.—Mi Luna sigo buscando, pero Radolf esparció el rastro de nuestro cachorro por varias partes, es difícil saber que ruta uso para irse, me tiene vuelto loco…—Veo que hice un excelente trabajo —la voz de Emel lo hizo detenerse de golpe, los lobos que lo acompañaban no se percataron que se quedaba atrás —nunca van a encontrar a tu cachorro —dijo Emel con una pequeña carcajada…—Regrésame a mi hijo —le ordeno con voz gruesa lo que provoco de nuevo la carcajada de Emel —te ordeno que me lo devuelvas…—Te olvidas que no eres más mi Alfa, que tú m
Último capítulo