La habitación estaba sumida en sombras, apenas iluminada por la luz que se colaba entre las cortinas se había dado un baño rápido para sacarse la suciedad de su cuerpo pero no pudo evitar pensar en el toque de Maverik.
Se cuestionó si estaba haciendo lo correcto y obstinadamente recordó que sí.
Tras salir del baño Cassian no estaba, en su lugar había un vestido delicado sobre y cama con el que se vistió pero el macho no tardó en llegar intimidándola con su inquietante presencia.
Katherine se acomodó en un extremo de la amplia cama, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza contenida. Cada fibra de su cuerpo le pedía que se alejara, que mantuviera la distancia, pero había algo en la manera en que Cassian la observaba que hacía que esa idea fuera imposible.
Él se sentó en el otro extremo con los músculos tensos, la mandíbula marcada y la mirada fija en ella. Su presencia era un peso tangible, un recordatorio de que, aunque fingieran ser compañeros, había un peligro invisible en cada cen