El deseo explotó entre ellos, años de soledad, de sueños traicioneros, de anhelar su toque oscuro. Gimió contra su boca, sus caderas moviéndose instintivamente contra él, buscando más, perdiéndose en el calor brutal que los consumía.
Pero entonces la realidad la golpeó. Avergonzada de su poco control, de como se rendía tan fácilmente incluso con el mundo detenido a su alrededor, lo apartó con un empujón desesperado. Sus labios estaban hinchados y su respiración entrecortada, su cuerpo tembló de necesidad insatisfecha.
—Basta... —jadeó retrocediendo un paso más, aunque sus ojos traicionaron el fuego que aún ardía en ella—. Después de que controle el tiempo te escabullirás y te irás, nadie va a enterarse que te detuve el tiempo.
Cassian la miró fijamente con los ojos oscurecidos por el deseo y lamió su labio inferior seductoramente como su la saboreara.
No insistió.
Solo asintió con una sonrisa torcida regresando a sus labios.
—Mañana, Bambi. No me hagas esperar. Si no vienes... te enc