El camino fue largo.
La tensión aún más.
Solo estaban ellos dos en el carro.
Ella en un lado, él en el otro, pero la energía entre ambos era un campo de batalla.
Katherine miraba por la ventana. Fingía que la belleza del bosque la distraía. Pero cada vez que Cassian movía una pierna, se acomodaba en el asiento o suspiraba, ella lo sentía. Como un fuego bajo la piel.
—¿Vas a pasar todo el viaje evitando mirarme? —preguntó él, en tono burlón.
—No te evito, simplemente no me importas.
Aquel era su modo de supervivencia, atacarlo para alejarlo, sin embargo, ese macho parecía interpretar sus acciones como todo lo contrario.
—Eso dolió, Bambi. Solo me preguntaba si tu mutismo repentino era por la boda de ese inútil. Y espero que no escondas la cabeza como un venado asustado cuando llegue el momento.
Dijo eso para provocarla, lo sabía, pero ella no pudo resistirse y lo miró con los labios apretados.
—Mi mutismo se debe a que me estoy adaptando a la compañía.
Cassian soltó una risa