Después de que llegaron al lugar, la manada de Maverik, Katherine sintió cómo algo frío se le incrustaba en el pecho. Cada paso que daba sobre ese territorio era como hurgar en una herida que creía cerrada.
A su alrededor todo parecía diferente,
la arquitectura era sobria, elegante, los pasillos estaban decorados con alfombras gruesas, tapices con los escudos de la manada y faroles de luz cálida. Pero claro que ella nunca había tenido la oportunidad de ver la manada en sí, nada podía borrar el recuerdo de aquella habitación donde la había tenido encerrada.
Allí había vivido como una sombra, como su amante de la que pocos sabían.
Él venía solo a buscar lo que quería de ella.
Su cuerpo.
Aunque había hecho promesas, la había engañado como una tonta y lo peor es que ella lo había aceptado.
Se había rebajado a eso.
¿Cómo lo había permitido?
Ni por amor haría algo así.
Tenía dignidad, pero al parecer el cambio de tiempo la había afectado tanto.
Ahora todo era diferente.
Todo por Cassian.
Ah