162.

Yo no quería que las cosas terminaran así, pero sería necesario. Sería necesario que todo terminara de esa forma tan violenta. Me puse de pie con una piedra en la mano. Elisa hizo lo mismo, también sosteniendo una piedra que había tomado de donde estaba sentada.

— Yo no quiero que las cosas terminen así — le dije — , pero no voy a arriesgarlo. Tengo que estar viva con mis hijos.

— ¿Entonces vas a matarme aquí y ahora?

Yo apreté con fuerza la piedra que tenía en la mano. Quería lanzársela, quería matarla, pero no pude hacerlo. No podía. Había una niña de ocho años que estaba esperando el regreso de su madre. Yo no tuve el corazón para hacerlo. No así.

— Te digo suerte — murmuré.

La piedra cayó al suelo y me senté. Ni siquiera la miré a la cara. Sabía que ella no me mataría en ese momento. No, no si aún quería ejecutar su valiosísimo plan de hacerme pasar por ella. Así que me senté, observando el fuego con el estómago rompiéndose de hambre. Y ella eventualmente tuvo que sentarse tamb
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