161.
Fue evidente su absoluto cambio de actitud. La mujer que trataba siempre de ser fría y fuerte abrió la boca para decirme algo, pero luego la cerró. Parecía realmente conmovida. Se abrazó a sí misma y se acercó un poco al fuego, como si el frío se le hubiese metido hasta los huesos.
— Probablemente así hubiera sido — dijo, con voz baja — . ¿Cómo lo adivinaste?
— Fue lo primero que me pregunté después de un largo silencio. Necesito que me digas cómo lo adivinaste.
— La verdad es que lo dices de una forma muy literal a como pasó. Solo lo adiviné cuando vi el oso agonizando en la barranca. Lo pensé... pensé que a veces las madres hacemos muchas cosas para proteger a nuestros hijos. Pensé en que el oso se había portado tan agresivo contra nosotros porque tenía alguien que proteger: un cachorro. Y entonces eso me hizo pensar en ti. Y entonces todo cobró un poco más de sentido. El porqué estás decidida, por qué haces todo esto. La verdad no era más que una conjetura apresurada. Pero mira,