Queridas y valientes lectoras,
Si han llegado hasta acá, es probable que sientan un nudo en la garganta y quizás una rabia sorda contra mí, el autor. Lo entiendo. Acabamos de presenciar lo impensable: la caída de una estrella, una reina de plata. Y el silencio que ha dejado es lo que queda. Duele. Sé que es injusto. Quizás extrañaran su fuerza, su orgullo, su vulnerabilidad, la forma en que luchaba incluso cuando estaba destruida. Puede haber rabia, pero había que dejarla ir. Ahora se preguntarán: ¿Y ahora qué? ¿Es este el final? ¿O hay ecos que ni siquiera la muerte puede silenciar? No. No es el final. Es una transformación. La muerte de un héroe no es el fin de su historia; es el momento en que su leyenda comienza. Y el sacrificio de Selene en el Santuario fue precisamente eso. Un sacrificio. Una elección. No fue un acto de derrota, fue una siembra. En el tablero de la vida, a veces hay que sacrificar a la reina para proteger al rey y darle la oportunidad de ganar la guerra. Hubo otros destinos posibles, otras piezas que pudieron haber caído —incluso el leal Giménez, el único amigo del león—, pero el destino, o quizás algo más oscuro, eligió a la loba. Selene, con sus tramas resueltas y su venganza a punto de tocar, alcanzó su ciclo. ¿O no? Cierto, ¡quizás aun no! Su caída no fue un punto final. Dije que fue una siembra. Plantó una semilla de verdad en un mundo de mentiras y le dio a Florencio, su león atormentado, la única arma capaz de ganar la verdadera guerra: un propósito inquebrantable. En el capítulo anterior anticipé parte del motivo. Les conté que la decisión era o ella o Giménez, pero no les dije el por qué… La leyenda de la última Maris es más compleja de lo que parece. Su eco resuena, y hay hilos que han quedado sueltos a propósito. Está la venganza pendiente de Julio Mesinas, el hermano de Abril, que sigue buscando a Mar. Está la leyenda de Gwen, esa otra "anomalía" cuyo origen sigue siendo un misterio que atormenta la lógica de Florencio (y de hecho la viva historia de esa leyenda se encuentra disponible en la novela "Un Simple Pulso Sanguíneo", acá puede leerse en #Buenovela . Y lo más importante, está Catalina Di Martino. La última cachorra. La otra superviviente del clan Maris, cuya existencia Selene desconocía, y que si alcanzó a sobrevivir, vagará sola por un mundo que la quiere cazar. Su destino, ahora sin su reina que la guíe, es una de las grandes preguntas que nos quedan. Por eso mencioné que había cuatro delante de la muerte: Selene, Elena, Leonardo, y la olvidada Cata, hay que ver a cuantos eligió llevarse el destino, y a cuantos les permitió sobrevivir. En los últimos 20 a 30 capítulos de esta primera novela, nos adentraremos en un territorio nuevo y recontra más oscuro. Exploraremos el duelo. Veremos cómo Florencio, un hombre que ha perdido su norte, debe aprender a navegar un mundo sin su Selene. Su lucha ya no será por poder, sino por honor. Por la memoria de ella. Deberá enfrentarse al fantasma de su padre, a la conspiración de Blandini y a la astucia de Platina, pero esta vez, no como un político, sino como un hombre con el corazón roto y una venganza que cumplir. Veremos qué sucede con las otras reinas de nuestro tablero. Con Platina Lunares, la araña que ahora posee la verdad más peligrosa del mundo. ¿Qué hará con ella? ¿La usará como un arma o como un escudo? Y veremos a Mar D'Argenti. La traidora. La víctima. La reina rota del agua. La muerte de Selene no la liberará de su obsesión. La transformará. ¿Se hundirá en la locura y se convertirá en la villana definitiva? ¿O el sacrificio de la única persona que intentó entenderla la empujará a una inesperada y peligrosa redención? La reacción a la "muerte" de Selene la transformará de una forma que nadie puede prever. Y por supuesto, está el secreto más doloroso de todos. Un secreto que Selene se llevó a su tumba de roca: Elio está vivo. ¿Qué pasará cuando Florencio, en su duelo, descubra esta última y devastadora mentira? ¿Puede el amor tan salvaje, tan primario, sobrevivir a una traición que viene desde más allá de la muerte? Les pido que confíen. Que me acompañen en esta nueva, dolorosa, recta final de la historia. A veces, para que un héroe pueda renacer, primero debe desaparecer. Y la leyenda de los Maris apenas comienza a escribirse. Gracias por leer, por llorar, por estar. La noche es más oscura justo antes del amanecer. Con todo cariño, Matías R Cisneros