Ivy
La luz apenas se filtra entre las hojas cuando abro los ojos. Mis músculos arden, marcados por mordiscos, arañazos, por la violencia de su deseo.
Estoy tumbada contra Lyam, sus poderosos brazos rodeándome. Su calor me envuelve, casi me asfixia. Al otro lado, Kael todavía duerme, su torso desnudo expuesto, magnífico. En cuanto a Soren, está allí, sentado, mirándome, posesivo.
Nunca duermen mucho. No cuando estoy aquí.
Y esta mañana, lo siento… su hambre no está saciada.
— Despierta, susurra Soren. No ha terminado.
Mi garganta se aprieta. Mis muslos se cierran por reflejo, pero es inútil. Me quieren. Y yo también los quiero.
Lyam gruñe en mi cuello, su voz grave y ronca:
— ¿Crees que la noche borra lo que nos has hecho, Ivy?
Sus dedos deslizan sobre mi cadera, subiendo lentamente entre mis muslos, rozando mi piel marcada.
— Nos has vuelto locos. Ahora… te vamos a mantener aquí, hasta que no puedas más.
Kael se despierta a su vez, sus ojos dorados brillando de hambre.
— Es hermosa… M