Ivy
Me despierto envuelta en un calor suave, un capullo vivo. La tela ligera de las sábanas acaricia mi piel desnuda, pero son sus cuerpos alrededor del mío los que me tranquilizan. Ya no sé quién me sostiene, quién me acaricia a medias en su sueño.
Corazones laten contra mi piel. Tres. Tres latidos sincronizados que resuenan como un recordatorio: soy su vínculo. Su centro.
La habitación está bañada en una luz dorada. El fuego crepita suavemente en la chimenea. Me sorprendo sonriendo, dejándome llevar contra el pecho de Kael, que aún duerme, un brazo posesivo alrededor de mis caderas.
Lyam está aquí también, despierto. Su mirada ámbar se fija en mí, intensa, pero extrañamente tranquila.
— ¿Has dormido bien, mi reina? Su voz es un susurro ronco.
Asiento sin poder hablar. Su mano se desliza en mi cabello, acaricia mi cuero cabelludo con una ternura que casi me duele.
— Ya no tienes que huir, susurra.
Lyam
Es hermosa, aquí, entre nosotros. Frágil y fuerte. Marcada por nosotros, y sin embargo tan pacífica en este momento. Quiero darle más que nuestras mordeduras y nuestro deseo. Quiero ofrecerle la paz que nunca ha conocido.
Me levanto suavemente y tomo la camisa de lino que está sobre el sillón. Se la coloco sobre los hombros, la cubro.
— Ven. Hoy no harás nada. Te quedas con nosotros.
Me sigue sin protestar, desnuda bajo la camisa que le llega a medio muslo. La llevo hasta la gran terraza que domina la ciudad. El viento fresco de la mañana levanta su cabello. Cierra los ojos y respira.
Kael
Cuando los veo allí, me levanto a mi vez. Me acerco en silencio, deslizo mis brazos alrededor de Ivy. Ella apenas se sobresalta, ya se está acostumbrando a nuestras múltiples presencias.
— Mira esta ciudad, Ivy. Todo esto es tuyo ahora. No solo nuestro. Tuyo.
Señalo el horizonte. Las tierras se extienden hasta donde alcanza la vista, y bajo nuestros pies, toda la ciudad vibra con nuestro poder.
— Nuestra manada te conoce. Te está esperando. Pero tomaremos nuestro tiempo. Irás a tu propio ritmo, murmura Soren detrás de mí, saliendo también a la luz.
Ivy
Cierro los ojos. Absorbo sus palabras, su calor, su poder. Y por primera vez, ya no me siento extraña aquí. Me han robado mi libertad, es cierto. Pero lo que me dan a cambio… este mundo, esta devoción… ¿vale la pena luchar aún?
Me quedo allí, mucho tiempo, entre ellos, respirando el aire de mi nuevo reino.
Cuando el viento se levanta, Kael me levanta en sus brazos sin previo aviso.
— Vamos. Baño caliente y desayuno. Necesitas recuperar fuerzas, mi reina.
Me río, la cabeza apoyada en su pecho.
Soren
El baño está preparado de nuevo, pero esta vez no hay tensión, ni necesidad de probarse o imponerse.
La lavamos suavemente, como un ritual sagrado.
La secamos con toallas calientes.
La alimentamos con nuestras manos, frutas, pasteles fundidos que ella prueba cerrando los ojos, una sonrisa tímida en los labios.
Se entrega. Y nosotros, la miramos vivir, por fin.
Ivy
La tarde se estira con languidez. Me llevan a un salón inmenso, con cojines esparcidos, las cortinas corridas. Me hacen acostar allí, entre ellos. Lyam lee un libro en voz baja, su voz grave vibrando contra mi piel. Kael acaricia distraídamente mis piernas, Soren juega con mi cabello.
Soy su centro.
Soy la reina.
Y hoy… ya no tengo miedo.
Me duermo contra ellos, llevada por esta extraña paz que se instala. Solo un instante.
El respiro antes de la próxima tormenta.
Ya estoy de pie. Vago por la inmensa habitación, descalza sobre el suelo helado. Pero nada logra calmar este fuego que me devora por dentro.
Todo es demasiado silencioso. Demasiado vasto.
Me acerco a una de las ventanas, miro a lo lejos el territorio que me mostraron el día anterior. Sus tierras. Su mundo. El mío ahora…
Y me golpea, brutalmente.
Ya no soy una extraña aquí.
Les pertenezco.
Mi corazón se aprieta, mis piernas tiemblan. Una parte de mí grita todavía para rechazar la evidencia. Pero la otra… la que se despierta por la noche, ardiente y hambrienta… ella lo sabe.
Soy su presa. Su mujer. Su… reina.
— Ivy…
Su voz me hace sobresaltar.
Lyam se ha deslizado detrás de mí sin hacer ruido. Siento el calor de su torso, la potencia de su aliento contra mi nuca.
— Deja de luchar. Lo sientes, ¿verdad? Este vínculo, ya no es solo deseo. Está en tu carne ahora.
Cierro los ojos.
Sí. Lo siento. Vibra bajo mi piel, pulsa entre mis muslos.
Kael entra a su vez, su mirada azul acero se detiene en mí. Una sonrisa de lado estira sus labios.
— Te preguntas si aún podrías huir de nosotros, ¿verdad?
Me doy la vuelta lentamente, con la respiración entrecortada.
— Yo…
Él se acerca, me agarra del mentón, me obliga a mirarlo.
— Ya no puedes. Eres nuestra, Ivy. Cuerpo, alma… sangre.
Un escalofrío recorre mi cuerpo. Soren cierra la fila, sus ojos oscuros me envuelven en una dulzura fría.
— Se acabó la huida. Míranos, Ivy. Siente lo que somos. Lo que hemos llegado a ser, juntos.
Retrocedo un paso, pero mis piernas casi me fallan.
Lyam me agarra por la cintura, me levanta como si no pesara nada y me sienta en la mesa detrás de mí.
— Estás marcada, susurra en mi oído. ¿Crees que te dejaríamos ir? ¿Que te dejaríamos romper este vínculo?
Jadeo, incapaz de responder.
Kael se desliza entre mis muslos, su mano se desliza lentamente por mi muslo desnudo bajo la camisa que aún llevo puesta.
— Te lo vamos a demostrar. No tendrás más dudas.
Capítulo 1 – El llamado de la lunaHiedraEl bosque respira. Cada rama cruje como si escondiera un secreto. El aire está cargado de humedad, resina y algo más… algo antiguo. Camino sin hacer ruido, mi aliento entrecortado, los pasos livianos como sombras. La noche abrasa, densa, sofocante. Como si el mundo entero contuviera la respiración.No debería haber venido.Lo siento en los huesos.Algo me sigue.Aferro la tela de mi vestido. Mi corazón golpea con violencia. No veo nada, pero lo percibo: una presencia que me acecha. Invisible. Salvaje. Implacable.Un crujido entre las hojas.Me detengo en seco.La oscuridad se espesa a mi alrededor. Mi garganta se cierra. Quiero correr, girar sobre mis talones, escapar. Pero mis piernas se niegan.Y entonces los veo.Tres pares de ojos brillan en la penumbra.Sombras vivas, deslizándose entre los troncos como depredadores en cacería. Lentamente emergen de la nada.No son hombres.Son bestias.La luna revela sus siluetas. Altos. Desnudos. Irreal
Capítulo 2 - La marca del deseoHiedraQuisiera protestar. Gritar. Huir.Pero mi piel arde. Mi aliento se quiebra.Están demasiado cerca.KaelMe deslizo detrás de ella, el pecho apenas rozando su espalda.Puedo sentir cada emoción que la atraviesa.Pelea. Lo noto en la tensión de sus hombros, en cómo aprieta los dedos contra la tela de su vestido.Pero no se aparta.—¿Quieres luchar, Ivy?Mi voz es un susurro que se enreda en su cuello.Su respiración se acelera.—Entonces lucha.¿Cómo se lucha contra uno mismo?LyamEs sublime, atrapada entre nosotros. Su cuerpo tiembla, sacudido por una ola que apenas comienza.Lo veo. Lo siento.Aún no lo entiende. Pero su alma ya nos llama.—Mírame.Tomo su barbilla con cuidado. Ella tiembla.Sus ojos se alzan hacia los míos. Una tormenta eléctrica ruge allí.Está cediendo.HiedraMis piernas flaquean. El pensamiento se deshace.—¿Qué me han hecho...? —susurro.SorenFinalmente, hablo.Mis palabras son escasas, pero cuando llegan, atraviesan.—No
Capítulo 3 – El equipoHiedraCorro.El aire nocturno me azota la cara, pero no puedo escapar de su presencia.Están ahí.En todas partes.En mi aliento entrecortado, en el calor que no abandona mi piel, en la emoción que aún me atraviesa.Me marcaron.Y me aterra.Me hundo en el bosque, la oscuridad devorando mis pasos desbocados. El corazón me late con tanta fuerza que temo que se me salga del pecho.—Corre todo lo que quieras…La voz de Kael resuena. Está cerca. Demasiado cerca.Me doy la vuelta, pero no hay nadie.Solo la oscuridad vibrando. El silencio, opresivo.Una risa se desliza a mi izquierda.—Entraste, ¿verdad?Es Lyam esta vez.Aprieto los dientes.—¡Salgan de mi cabeza!—No estamos ahí —susurra Soren, su voz apenas un aliento tras mi espalda.Me congelo.Están aquí.Su presencia me envuelve como una sombra viva.Cierro los ojos un instante, tratando de recuperar el control. Pero al abrirlos, Lyam está justo frente a mí.Sin ruido. Sin advertencia.Solo él.—Déjate ir.Re
Capítulo 4 – Bajo su agarreHiedraLyam me arregla. Sus ojos dorados arden con una intensidad que me inmoviliza.Avanza. Lento. Con esa seguridad aplastante que me hace querer huir… o lanzarme sobre él.—Mírame —susurra.No quiero.Quiero desaparecer.Pero mis ojos se elevan, lo encuentran.Y ya está.Caigo.En ese abismo incandescente que me abre sin decir una palabra.En ese vínculo invisible que me envuelve, que me asfixia y me abraza al mismo tiempo.Sonríe. Casi satisfecho.—Entonces…Calor tras mi espalda.Kael.Su presencia es un veneno. Una trampa.Ni siquiera necesita tocarme para que mi piel se estremezca con su aliento.—Eres tan reactiva, Ivy…Su voz me roza el cuello como una caricia.Cierro los ojos. Mi respiración se descontrola.—No…—No mientas —interrumpe Soren, su voz profunda corta el aire.Él también se acerca. Más lento. Más contenido.Pero su mirada es una promesa que me desarma.Me estudia. Cada temblor. Cada latido desbocado de mi corazón.—Sientes el vínculo,
---Capítulo 5 – La intoxicación del enlace---HiedraMi aliento es corto.Mi piel arde bajo sus miradas.Están allí, rodeándome, como un círculo de fuego que espera, paciente, que la presa se rinda.Pero no soy una presa.Me niego a serlo.Y aun así... mi cuerpo me traiciona.Lyam.Kael.Soren.Su sola presencia hace vibrar algo en mí. Algo primitivo. Salvaje. Desconocido.Algo que me aterra.—Para… —susurro, con la voz hecha cenizas.Kael se ríe. Esa risa suya, baja, ronca, peligrosa, hace que mi estómago se contraiga.—¿Parar qué, Ivy?Está detrás de mí. Su pecho contra mi espalda.Su mano recorre mi brazo, lenta, hasta enredar sus dedos con los míos.—¿Parar de tocarte?—¿Parar de darte lo que deseas? —murmura en mi oído.Me enojo.Quiero escapar.Pero también... quiero rendirme.Entonces Soren irrumpe con su voz de acero.—Ella todavía pelea.Su mirada me atrapa. Oscura. Incisiva.—¿Para qué?Mi garganta se cierra.¿Para qué...?Porque esto es una locura.Porque es imposible.Po
--Capítulo 6 - El Despertar del Enlace---HiedraNo puedo respirar.Su calor me envuelve.Su presencia me abruma.Y, sin embargo, en vez de huir… mi cuerpo lo busca.Es una locura. Un peligro.Pero también una certeza.Lo siento en mi sangre. En mis huesos.—Detén… —susurro, mi voz temblando mientras me alejo.Lyam me observa con una sonrisa ladeada.—¿Detener qué, Ivy?Kael se inclina hacia mi oído, su voz como un susurro ardiente.—Dinos lo que sientes.Cierro los ojos. Niego con la cabeza.No puedo. No debo.Pero entonces, Soren da un paso.Su mirada me atraviesa.—Esto no es una elección —murmura.Alza la mano. Sus dedos rozan mi mejilla.Una descarga atraviesa mi piel, me sacude entera.Retrocedo, jadeando.—Es una certeza.El suelo desaparece bajo mis pies.Y dentro de mi pecho, algo se rompe.---LyamElla sigue luchando.Pero ya lo sabe.Su cuerpo nos reconoce.Su alma nos llama.Extiendo la mano y rozo su cuello con la yema de los dedos.Se estremece violentamente.—¿Lo sien
---IvyEl silencio entre nosotros está cargado de demasiadas cosas.De deseos inconfesables.De verdades que me niego a escuchar.De algo más fuerte que yo.Sus presencias me envuelven. Lyam, dominante e implacable. Kael, juguetón y esquivo. Soren, frío e implacablemente paciente.Me observan como una presa, pero no es el miedo lo que hace temblar mi aliento.Es esa sensación insidiosa que se enrosca a mi alrededor.— Suéltame, susurro, sin creerlo.Ninguno de ellos se mueve.Kael desliza un dedo a lo largo de mi brazo.— ¿De verdad quieres que paremos?Su voz es una caricia contra mi piel.Mi cuerpo me traiciona. Cierro los ojos, un escalofrío incontrolable recorriéndome.Están demasiado cerca. Demasiado ardientes.Y yo... estoy a punto de hundirme.---LyamElla es magnífica en este intermedio, al borde de la rendición.Siento su respiración entrecortada, su piel temblando bajo nuestra proximidad.Ella lucha.Quiere huir.Pero ya está atrapada.Deslizo una mano en su cabello, oblig
IvyEl silencio se alarga, denso, eléctrico.No puedo moverme.Sus miradas me rodean, sus alientos me rozan, sus presencias me aplastan.Cada fibra de mi ser grita que resista.Pero algo, en el fondo de mí, vacila.Un instinto primitivo. Salvaje.Algo antiguo, enterrado.Y ellos… ellos lo saben.Lyam es el primero en romper el silencio.— ¿Todavía luchas?Su voz grave ruge en el aire como un trueno.Apreté los dientes.Sí. Lucho.Pero mi cuerpo lo traiciona.Mi respiración es demasiado rápida. Mi pulso late con un ritmo frenético.Ellos lo sienten.Y eso es lo peor.Kael esboza una sonrisa. Una sonrisa peligrosa, una sonrisa de depredador que sabe que su presa está atrapada.— Ivy…Se acerca lentamente, felino, amenazante.— Mírame.Cierro los ojos.Pero lo siento todo.Lyam detrás de mí, su pecho ardiente contra mi espalda.Soren a mi derecha, silencioso pero implacable.Kael frente a mí, sus dedos rozando mi brazo, creando escalofríos incontrolables.— Nos sientes, susurra.No es un