Kael
Siento su olor. Débil, distante… pero está allí.
Aprieto los puños. ¿Ese pequeño idiota piensa que puede huir de nosotros? ¿Después de lo que le dimos? ¿Después de haberla marcado, tomado, reclamado frente a toda la manada?
—¿Realmente cree que puede sobrevivir ahí… sola?
Lyam ruge, Soren permanece de mármol, pero veo la locura encendida en sus ojos.
—La encontraré. Le recordaré a quién pertenece.
---
Soren
Su olor aún flota en el aire. Lo respiro profundamente. Y una emoción me recorre.
Ella cree que huye de nosotros. Cree que escapa de este vínculo.
Pero está equivocada. Es nuestra. Siempre lo ha sido.
Cierro los ojos y lo siento. Su miedo. Su deseo. Su angustia.
No durará mucho.
Y cuando la encontremos…
La romperé. Despacio. Hasta que comprenda que nunca podrá dejarnos de nuevo.
---
Hiedra
La noche aún cae. El frío muerde mi piel.
Me pierdo en mis pensamientos. En sus recuerdos.
Sus manos sobre mí. Sus bocas. Sus cuerpos, tan fuertes, tan violentos, tan tiernos a veces.
Hui porque me pierdo. Porque me consumen. Porque tengo miedo de lo que despiertan en mí.
Ya no soy humana.
Solo soy un aliento, solo un cuerpo ofrecido a sus deseos.
Y lo peor… es que quiero más.
Lloro. En silencio.
Pero, en el fondo, ya sé que esta huida es en vano.
Ellos vendrán.
Y esta vez… puede que no me levante.
---
Hiedra
El suelo está frío bajo mis palmas. Me arrastro en el barro, sin aliento, los músculos quemados por el esfuerzo y el frío. Cada paso me cuesta. Cada inspiración me arranca un gemido ronco.
Pero no me detengo. No quiero parar.
Huir. De nuevo.
Su olor está por todas partes en mi mente. Sus caricias en mi piel. Sus besos feroces. La mordida de sus colmillos en mi garganta.
Cierro los ojos. Y los veo. Desnudos. Salvajes. Sus cuerpos contra el mío. Su calor envolviéndome. Sus manos sujetándome.
Un gemido escapa de mis labios partidos.
—No…
Pero mi cuerpo recuerda. Y mis muslos tiemblan, vacíos de ellos.
Soy débil.
Y ya lo sé… estoy perdida.
---
Lyam
—Está allí. La siento.
Mi voz es ronca, temblando de ira y deseo entrelazados.
Kael gruñe a mi lado, sus ojos brillando con un fulgor bestial.
—Va a pagar.
Soren, impasible, avanza con un paso lento y felino. Su mirada de acero fijada en el rastro invisible que ella dejó.
Siento su miedo, su desesperación. Pero aún más… siento su necesidad. Ese calor que se eleva entre sus muslos, ese hambre que se niega a aceptar.
Y me vuelve loco.
—Corrió demasiado tiempo —susurro a Kael—. Ahora aprenderá.
Asiento. Sí.
Pensó que podía huir. Que podía escapar de sus alfas.
Pero es hora de recordarle a quién pertenece.
---
Hiedra
Caigo. Mi cuerpo finalmente cede. Y en mi caída, sé que se acabó.
El suelo me recibe con un frío helado. Mi garganta se cierra.
Entonces… los oigo.
Pasos. Gruñidos. El crujir de las ramas bajo su peso.
Están aquí.
El pánico me invade, pero mi cuerpo se niega a moverse. Estoy al límite de mis fuerzas. Al borde de la esperanza.
Y cuando sus sombras emergen de la noche… ya no tengo fuerzas para gritar.
Lyam me agarra brutalmente, me arranca del suelo como si fuera una muñeca de trapo.
—¿Pensaste que podías huir?
Su voz golpea, violenta.
Kael está allí, su mirada negra de ira. Soren me observa, frío, implacable.
—Idiota —escupe Kael, agarrando mi barbilla—. Mírame cuando te hablo.
Obedezco. Mi mirada se pierde en la suya.
Me desean. Lo siento. Lo exudan por cada poro.
—Ustedes… me odian…
Mi voz tiembla, patética.
Lyam ríe, un sonido ronco, sin dulzura.
—¿Odiarte? No, Ivy. Te queremos. Y eso es peor.
Me lanza contra un tronco. Mi espalda choca con la corteza áspera, mis piernas flaquean.
—Eres nuestra. Y te lo vamos a recordar.
---
Kael
Soy el primero en caer sobre ella. Mi mano se desliza por su cabello empapado, le echo la cabeza hacia atrás para dejar expuesta su garganta.
Su piel es tan fina, tan frágil…
—¿Quieres que te odiemos? Entonces, ¿por qué tu cuerpo aún nos llama, eh?
Aplasto sus labios con los míos. Ella gime. Su olor a miedo y deseo me enloquece.
Lyam arranca su ropa sin la menor dulzura. Los restos caen al suelo, revelando su piel desnuda y temblorosa.
Es perfecta. Sublime. Nuestra.
Soren se acerca por fin, lentamente, y susurra con voz helada:
—Vamos a marcarte de nuevo. Hasta que lo entiendas.
---
Soren
La miro. Tiembla, pero no es de miedo. Su mirada huye, pero su cuerpo… su cuerpo nos suplica.
Desabrocho mi cinturón con un gesto lento. Lyam la sostiene contra el árbol, Kael ya le muerde la garganta.
Me acerco. Mi miembro, duro, listo para castigarla.
—Ivy, vas a disfrutar esta noche. Una y otra vez. Hasta que supliques que te llevemos de vuelta.
Ella gime, ya perdida.
Y la tomo. Brutalmente. Salvajemente. Lyam la sujeta, Kael la acaricia.
Ella grita. Lucha. Pero su placer la traiciona.
Gime con la cabeza echada hacia atrás, su cuerpo sacudido por espasmos.
Pero no ha terminado.
---
Lyam
Tomo su boca. La devoro. Mi mano reemplaza la de Soren en ella, la trabajo para hacerla gemir de nuevo.
Kael la toma a su turno.
Ella no es más que un juguete en nuestras manos. Nuestra mujer. Nuestra presa.
La noche resuena con sus gritos, con nuestros jadeos.
La follamos sin tregua. Hasta que su cuerpo se convierta en nuestro territorio de caza.
Y por la mañana, lo sabrá.
Sabrá que ya no puede huir.
Porque es nuestra.
Para siempre.
IvyLa luz apenas se filtra entre las hojas cuando abro los ojos. Mis músculos arden, marcados por mordiscos, arañazos, por la violencia de su deseo.Estoy tumbada contra Lyam, sus poderosos brazos rodeándome. Su calor me envuelve, casi me asfixia. Al otro lado, Kael todavía duerme, su torso desnudo expuesto, magnífico. En cuanto a Soren, está allí, sentado, mirándome, posesivo.Nunca duermen mucho. No cuando estoy aquí.Y esta mañana, lo siento… su hambre no está saciada.— Despierta, susurra Soren. No ha terminado.Mi garganta se aprieta. Mis muslos se cierran por reflejo, pero es inútil. Me quieren. Y yo también los quiero.Lyam gruñe en mi cuello, su voz grave y ronca:— ¿Crees que la noche borra lo que nos has hecho, Ivy?Sus dedos deslizan sobre mi cadera, subiendo lentamente entre mis muslos, rozando mi piel marcada.— Nos has vuelto locos. Ahora… te vamos a mantener aquí, hasta que no puedas más.Kael se despierta a su vez, sus ojos dorados brillando de hambre.— Es hermosa… M
IvyMe despierto envuelta en un calor suave, un capullo vivo. La tela ligera de las sábanas acaricia mi piel desnuda, pero son sus cuerpos alrededor del mío los que me tranquilizan. Ya no sé quién me sostiene, quién me acaricia a medias en su sueño.Corazones laten contra mi piel. Tres. Tres latidos sincronizados que resuenan como un recordatorio: soy su vínculo. Su centro.La habitación está bañada en una luz dorada. El fuego crepita suavemente en la chimenea. Me sorprendo sonriendo, dejándome llevar contra el pecho de Kael, que aún duerme, un brazo posesivo alrededor de mis caderas.Lyam está aquí también, despierto. Su mirada ámbar se fija en mí, intensa, pero extrañamente tranquila.— ¿Has dormido bien, mi reina? Su voz es un susurro ronco.Asiento sin poder hablar. Su mano se desliza en mi cabello, acaricia mi cuero cabelludo con una ternura que casi me duele.— Ya no tienes que huir, susurra.LyamEs hermosa, aquí, entre nosotros. Frágil y fuerte. Marcada por nosotros, y sin emb
Capítulo 1 – El llamado de la lunaHiedraEl bosque respira. Cada rama cruje como si escondiera un secreto. El aire está cargado de humedad, resina y algo más… algo antiguo. Camino sin hacer ruido, mi aliento entrecortado, los pasos livianos como sombras. La noche abrasa, densa, sofocante. Como si el mundo entero contuviera la respiración.No debería haber venido.Lo siento en los huesos.Algo me sigue.Aferro la tela de mi vestido. Mi corazón golpea con violencia. No veo nada, pero lo percibo: una presencia que me acecha. Invisible. Salvaje. Implacable.Un crujido entre las hojas.Me detengo en seco.La oscuridad se espesa a mi alrededor. Mi garganta se cierra. Quiero correr, girar sobre mis talones, escapar. Pero mis piernas se niegan.Y entonces los veo.Tres pares de ojos brillan en la penumbra.Sombras vivas, deslizándose entre los troncos como depredadores en cacería. Lentamente emergen de la nada.No son hombres.Son bestias.La luna revela sus siluetas. Altos. Desnudos. Irreal
Capítulo 2 - La marca del deseoHiedraQuisiera protestar. Gritar. Huir.Pero mi piel arde. Mi aliento se quiebra.Están demasiado cerca.KaelMe deslizo detrás de ella, el pecho apenas rozando su espalda.Puedo sentir cada emoción que la atraviesa.Pelea. Lo noto en la tensión de sus hombros, en cómo aprieta los dedos contra la tela de su vestido.Pero no se aparta.—¿Quieres luchar, Ivy?Mi voz es un susurro que se enreda en su cuello.Su respiración se acelera.—Entonces lucha.¿Cómo se lucha contra uno mismo?LyamEs sublime, atrapada entre nosotros. Su cuerpo tiembla, sacudido por una ola que apenas comienza.Lo veo. Lo siento.Aún no lo entiende. Pero su alma ya nos llama.—Mírame.Tomo su barbilla con cuidado. Ella tiembla.Sus ojos se alzan hacia los míos. Una tormenta eléctrica ruge allí.Está cediendo.HiedraMis piernas flaquean. El pensamiento se deshace.—¿Qué me han hecho...? —susurro.SorenFinalmente, hablo.Mis palabras son escasas, pero cuando llegan, atraviesan.—No
Capítulo 3 – El equipoHiedraCorro.El aire nocturno me azota la cara, pero no puedo escapar de su presencia.Están ahí.En todas partes.En mi aliento entrecortado, en el calor que no abandona mi piel, en la emoción que aún me atraviesa.Me marcaron.Y me aterra.Me hundo en el bosque, la oscuridad devorando mis pasos desbocados. El corazón me late con tanta fuerza que temo que se me salga del pecho.—Corre todo lo que quieras…La voz de Kael resuena. Está cerca. Demasiado cerca.Me doy la vuelta, pero no hay nadie.Solo la oscuridad vibrando. El silencio, opresivo.Una risa se desliza a mi izquierda.—Entraste, ¿verdad?Es Lyam esta vez.Aprieto los dientes.—¡Salgan de mi cabeza!—No estamos ahí —susurra Soren, su voz apenas un aliento tras mi espalda.Me congelo.Están aquí.Su presencia me envuelve como una sombra viva.Cierro los ojos un instante, tratando de recuperar el control. Pero al abrirlos, Lyam está justo frente a mí.Sin ruido. Sin advertencia.Solo él.—Déjate ir.Re
Capítulo 4 – Bajo su agarreHiedraLyam me arregla. Sus ojos dorados arden con una intensidad que me inmoviliza.Avanza. Lento. Con esa seguridad aplastante que me hace querer huir… o lanzarme sobre él.—Mírame —susurra.No quiero.Quiero desaparecer.Pero mis ojos se elevan, lo encuentran.Y ya está.Caigo.En ese abismo incandescente que me abre sin decir una palabra.En ese vínculo invisible que me envuelve, que me asfixia y me abraza al mismo tiempo.Sonríe. Casi satisfecho.—Entonces…Calor tras mi espalda.Kael.Su presencia es un veneno. Una trampa.Ni siquiera necesita tocarme para que mi piel se estremezca con su aliento.—Eres tan reactiva, Ivy…Su voz me roza el cuello como una caricia.Cierro los ojos. Mi respiración se descontrola.—No…—No mientas —interrumpe Soren, su voz profunda corta el aire.Él también se acerca. Más lento. Más contenido.Pero su mirada es una promesa que me desarma.Me estudia. Cada temblor. Cada latido desbocado de mi corazón.—Sientes el vínculo,
---Capítulo 5 – La intoxicación del enlace---HiedraMi aliento es corto.Mi piel arde bajo sus miradas.Están allí, rodeándome, como un círculo de fuego que espera, paciente, que la presa se rinda.Pero no soy una presa.Me niego a serlo.Y aun así... mi cuerpo me traiciona.Lyam.Kael.Soren.Su sola presencia hace vibrar algo en mí. Algo primitivo. Salvaje. Desconocido.Algo que me aterra.—Para… —susurro, con la voz hecha cenizas.Kael se ríe. Esa risa suya, baja, ronca, peligrosa, hace que mi estómago se contraiga.—¿Parar qué, Ivy?Está detrás de mí. Su pecho contra mi espalda.Su mano recorre mi brazo, lenta, hasta enredar sus dedos con los míos.—¿Parar de tocarte?—¿Parar de darte lo que deseas? —murmura en mi oído.Me enojo.Quiero escapar.Pero también... quiero rendirme.Entonces Soren irrumpe con su voz de acero.—Ella todavía pelea.Su mirada me atrapa. Oscura. Incisiva.—¿Para qué?Mi garganta se cierra.¿Para qué...?Porque esto es una locura.Porque es imposible.Po
--Capítulo 6 - El Despertar del Enlace---HiedraNo puedo respirar.Su calor me envuelve.Su presencia me abruma.Y, sin embargo, en vez de huir… mi cuerpo lo busca.Es una locura. Un peligro.Pero también una certeza.Lo siento en mi sangre. En mis huesos.—Detén… —susurro, mi voz temblando mientras me alejo.Lyam me observa con una sonrisa ladeada.—¿Detener qué, Ivy?Kael se inclina hacia mi oído, su voz como un susurro ardiente.—Dinos lo que sientes.Cierro los ojos. Niego con la cabeza.No puedo. No debo.Pero entonces, Soren da un paso.Su mirada me atraviesa.—Esto no es una elección —murmura.Alza la mano. Sus dedos rozan mi mejilla.Una descarga atraviesa mi piel, me sacude entera.Retrocedo, jadeando.—Es una certeza.El suelo desaparece bajo mis pies.Y dentro de mi pecho, algo se rompe.---LyamElla sigue luchando.Pero ya lo sabe.Su cuerpo nos reconoce.Su alma nos llama.Extiendo la mano y rozo su cuello con la yema de los dedos.Se estremece violentamente.—¿Lo sien