Ivy
No puedo dormir.
Cada noche, es la misma caída. Un abismo sin fin donde me pierdo, donde me entrego sin pudor, sin control.
Están ahí. Kylan, Lysander, Orion. Siempre. Como si hubieran invadido mis sueños, tejido sus cadenas en mi inconsciente. Me abrazan, me besan, me devoran. Sus garras deslizan sobre mi piel desnuda, sus colmillos muerden mi carne hasta que me arqueo, ofrecida, consumida.
Despierto empapada en sudor, las sábanas pegadas a mi cuerpo tembloroso. Mi respiración es errática, mi entrepierna húmeda de un placer que me da vergüenza. ¿Lo peor? Aún siento sus manos sobre mí. Su olor en mi piel. Y esas marcas… esas raspaduras bien reales en mis caderas, esos moretones en el hueco de mis senos.
Paso mis dedos sobre ellas, helada. Ya no son simples sueños. Me tocan. De una manera u otra, cruzan la frontera de lo real.
Y por la mañana, me observan. Los tres. Con esa chispa en los ojos. Como si supieran. Como si hubieran estado ahí.
Lo sé ahora. Tienen acceso a mis sueños. A