Valeria se miró en el espejo, sintiéndose una intrusa en su propio cuerpo. El vestido de noche que Demian le había escogido no era solo elegante; era una declaración. De un profundo color esmeralda, abrazaba sus curvas rellenitas de forma exquisita, resaltando su figura con una confianza que desafiaba a la moda impuesta. No era un vestido para esconderse; era un vestido para reinar.
Demian entró en la suite. Su mirada se detuvo en Valeria, y el deseo fue tan crudo que le cortó la respiración.
Demian: (Su voz era grave) __Perfecta. Eres mi obra de arte, Valeria. Hoy, nadie te mira, me mira a mí. Y nadie toca mi arte__
Valeria: (Respondió con su orgullo intacto) __Soy la Emperatriz, Demian. Y tú solo mi chofer y guardaespaldas. Recuerda tu lugar__
Él sonrió, un destello oscuro. Sabía que ella jugaba, pero el desafío la hacía más deliciosa.
Demian: __No te preocupes. Esta noche, todos sabrán a quién pertenece esta peste de libertad__
— El Evento Social —
El salón de baile del hote