CAPÍTULO 70: NIEVE ROJA
Eden
El reloj marca las diez de la mañana, pero yo ni siquiera he salido de la habitación después de lo que pasó anoche. Nikolai sale de la mansión con un maletín, abrigo de cachemira y escolta mínima. No se despide de mí, no me dice nada, pero yo sé que saldrá a cerrar un acuerdo político con un ministro Ucraniano. Lo escuché decirlo más temprano, cuando intenté salir y lo único que hice fue esconderme como una cobarde.
Lo observo marcharse desde la ventana de mi habitación y me repito que su ausencia será un alivio, aunque no sé qué tan cierto sea eso.
Anoche casi cometo una estupidez, casi le digo algo que no debería decir, ni siquiera debería pensarlo. Ya no sé qué hacer, no sé qué me pasa con él y tampoco quiero pensarlo.
Aprovecho que ya no está, su padre tampoco, y bajo a la cocina en busca de algo con lo que engañar las náuseas. Mi vientre ya pesa ocho meses y medio. El parto está programado dentro de dos semanas, o eso fue lo que me dijo el obstetra qu