CAPÍTULO 54: SOMBRAS AL ACECHO

Eden

Volver a la normalidad después de que el amor de tu vida desaparece sin decir adiós, te deja embarazada y resulta formar parte de la mafia rusa, no es tan sencillo como suena. Y eso que ni siquiera suena sencillo, pero lo intento. Me obligo a levantarme cada mañana, me maquillo los ojos para parecer menos zombie y me repito frente al espejo que estoy bien. Como si eso fuera a convencerme.

Zafira, con su cabello azul fosforescente y su manía de hablar de series turcas como si fueran Shakespeare, me recibe en la oficina con los brazos abiertos, literalmente. Me abraza y me ofrece chocolate como si fuera un ritual sagrado.

—¿Y Freezer? —pregunta al tercer minuto.

Ay. El temido momento. La verdad está ahí, rascando en mi garganta, queriendo salir. Me dejó, se esfumó, estoy sola. Pero en lugar de eso, me escucho decir:

—Está feliz. Muy feliz. Lo del bebé lo tomó mejor de lo que esperaba.

Zafira sonríe y yo siento que me hunde una daga dulcemente entre la