Amanda es feliz junto a su esposo, sin embargo, su perfecta y maravillosa vida se empieza a desmoronar a medida que su nuevo jefe; Julen Black, hace hasta lo indecible para poseerla y tenerla en sus manos, sin importar el tipo de truco que use para ganársela. Y es que Julen no puede controlar ese deseo enfermizo que surge en lo más recóndito de su ser en cuanto su camino se topa con el de Amanda.
Leer másAdvertencia:
En la siguiente historia encontrarás violencia, vocabulario soez, torturas, maltrato físico y psicológico, asesinatos, temas relacionados con el bajo mundo y lenguaje explícito.
NO es una historia ROMÁNTICA, por lo que te pido que tengas en cuenta esta advertencia.
Si eres sensible al tipo de contenido fuerte, te recomiendo abandonar la lectura antes de empezar, todo con el fin de evitar pasar un mal rato.
Habiendo aclarado esto, les deseo una lectura apoteósica.
No tengo día fijo de actualización, así que te pido mucha paciencia (yo sé, más de la que me han tenido), pero ustedes saben que así sea tarde, les traeré capítulos.
De nuevo mil gracias por todo el apoyo y cariño que le brindan a mi trabajo. No olvides comentar, votar y guardar este libro en tu biblioteca si es de tu agrado.
¡Nos leemos muy pronto con este nuevo y retorcido mundo!
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Ella era tan perfecta, tan pura, tan inocente; que, pese a no ser mía, la deseaba poseer sin importar a quién tuviera que apartar de mi camino...
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No esperaba el momento para ir a casa, deseando saber cómo le había ido a mi esposo en su entrevista de trabajo. Luego de tanto tiempo preparándose y adquiriendo conocimientos, al fin pudo tener la oportunidad de solicitar empleo en la corporación más importante y grande de Australia.
Mudarnos de país jamás estuvo en mis planes, pero no puedo darle la espalda a mi esposo ahora que tanto me necesita. Su sueño ha consumido años y ha hecho tantos sacrificios para poder cumplirlos, que simplemente no estar para él y darle mi apoyo es una muestra de que mi amor por él no es tan grande como digo que es.
Will no solo es el hombre con el que me casé, es el amor de mi vida, lo más bonito que me ha pasado. Mi amor por él no ha hecho más que crecer con el paso de los años. Apoyarlo en cada uno de sus pasos es una felicidad inmensa, porque me basta con ver el brillo de ilusión en su mirada para que mi corazón se sienta satisfecho.
—Amanda llamando a tierra —mi compañera soltó una risita divertida mientras sacudía su mano frente a mi rostro—. ¿En qué planeta estás, mujer? No me digas que ya sé, no es de extrañarse que estés pensando en tu perfecto marido.
Reí, negando con la cabeza y prestándole toda mi atención a Sheyla.
—Te tengo tanta envidia —suspiró—. Will es el hombre que toda mujer sueña; caballeroso, amable, amoroso, atento, vigoroso, apasionado y bastante guapo.
—Tengo un esposo lleno de excelentes cualidades, ¿eh?
—Te digo, eres la envidia de todas nosotras. Todas quisiéramos uno así, pero a mí solo me llueven sapos —hizo una mueca y reí—. Y lo peor es de ese tipo de sapo que escupe veneno y es infiel.
—No te mortifiques por esos sapos venenosos. Pronto llegará tu principe azul.
—Pero ojalá llegara pronto porque se está como demorando —bufó y reí más fuerte, ella siempre me hacía reír con sus ocurrencias—. Por cierto, cambiando un poco de tema. ¿Qué planes tienes para esta noche? Hace días no tenemos una salida de chicas, y creo que Elize tiene nueva conquista y no nos ha contado absolutamente nada.
—Me encantaría salir con ustedes, pero Will me invitó a cenar esta noche.
—¡Ah, por el amor a Dios! Ocho años después y siguen siendo tan amorosos como el principio.
Sonreí de oreja a oreja.
Ocho años de relación y seis de casados y los detalles no han cesado de parte y parte. Cuando Will no me sorprende, lo hago yo. Muchos dicen que por eso la llama del amor no se ha extinguido, porque nos preocupamos en nunca dejarla apagar.
—Hoy es un día importante —fue todo lo que dije, antes de que nuestra jefa saliera de la oficina y nos destinara más trabajo.
Ciertamente no tengo ni la menor idea de lo que haré si se diera el caso de irnos a Australia, pero con mi experiencia supongo que no será difícil encontrar un nuevo trabajo. Sé que Will no me presionará en ese aspecto, no obstante, he estado demasiado acostumbrada a trabajar, ser activa e independiente. No me gustaría quedarme en casa sin hacer nada, me moriría de aburrimiento.
No sé si era la ansiedad que tenía de ir con Will que el día en la oficina se me hizo eterno. Las horas pasaron tan lentas y el trabajo se me hizo tan extenso que sentí que los presupuestos no fueron los suficientes.
Tan pronto el reloj marcó la hora de salida, organicé mi pequeño cubículo y salí a toda prisa. Mi único objetivo era llegar a casa y preguntarle a Will si lo había logrado, que no presté atención a nada a mi alrededor sino hasta que sentí que un par de brazos me alzaban por los aires y me daban vueltas.
Mi grito resonó fuerte debido al susto, pero pronto me vi riendo al sentir una boca habilidosa y con sabor a menta posándose sobre la mía.
—Nunca dejas de sorprenderme, esposo.
—Nunca dejaré de hacerlo —susurró sobre mis labios, atrayéndome a su pecho en un abrazo cálido y poderoso—. Pero ¿sabes qué no dejaré de hacer?
—No tengo ni la menor idea...
—Jamás dejaré de amarte.
Me besó con fiereza, como si fuese la primera vez en que nuestras bocas se saborearan, como si su vida se fuese a ir allí mismo y solo pudiese sobrevivir en mis labios. Incluso olvidó que nos encontrábamos frente a mi lugar de trabajo; y me besó con toda su característica y desbordante pasión.
Mi corazón latía tan fuerte y mis labios percibían un cosquilleo intenso que se agudizaba por toda mi piel, sometiéndome a todos esos nuevos, viejos y desconocidos sentires que solo él ha sabido despertar.
Ningún otro hombre podrá apoderarse de mi alma y de mi cuerpo a la vez. Ninguno podrá despertar mis más intensas y prohibidas fantasías y a la vez una ternura y un amor que va más allá de la razón.
Este amor que late en cada célula de mi ser es simplemente inquebrantable e inigualable. En un solo beso podría morir de felicidad.
—Lo logré, mi amor, lo logré —jadeó en voz suave y profunda—. Soy el nuevo gerente de la Corporación Weiss.
Me separé de sus labios al instante y lo miré directamente a los ojos. La felicidad que denotaba su mirada quemó mi pecho de absoluta dicha. Me sentía tan emocionada y feliz como sentía él.
—¡Sabía que lo lograrías! ¡Te lo dije, mi amor! —salté emocionada a sus brazos, envolviendo los míos alrededor de su cuello y siendo sostenida por sus fuertes manos—. Es todo un placer ser la esposa del gran Gerente Lester.
—Eres una esposa aduladora —sonrió, apretando mis nalgas—. Y poco recatada.
—No conozco esa palabra —lo sustuve del cuello de la camisa, acercándome peligrosamente a sus labios—. Eres mi esposo y nadie puede decirme nada por querer felicitarte y demostrarte todo mi amor, ¿o sí?
—En lo absoluto, Sra. Lester.
Me apoderé de sus labios una vez más, queriendo ser una con su cuerpo y sin importarme lo que pudieran decir las personas que pasaban a nuestro alrededor. La felicidad de mi esposo también es mía. Fui testigo de todo su arduo trabajo para alcanzar sus sueños, así que nadie puede arruinar este momento tan importante y maravilloso. Nadie puede juzgarnos por ser felices.
—¡Vayan a casa, por Dios! —la voz de Sheyla nos hizo separar—. ¿Por qué tienen que comer delante de los muertos de hambre?
Le saqué el dedo medio a mi amiga y reí, bajando de los cómodos brazos de mi esposo para arreglar mi falda y mi blusa.
Miré su boca llena de mi lápiz labial y lo limpié, sonriendo de oreja a oreja y conteniendo las ganas de volverlo a besar. Bajo los rayos naranjas del atardecer su cabello dorado y sus ojos mieles parecían ser del mismo color; tan claros, atrayentes y hermosos.
—Me siento tan feliz y orgullosa de ti —le dije y su sonrisa no se hizo esperar, era tan linda y llena de ternura—. Sé de primera mano lo mucho que te sacrificaste para alcanzar tus sueños y créeme que lo mereces. Mereces alcanzar el jodido cielo de ser posible. Eres un hombre y esposo maravilloso.
William rodeó mi cuerpo con sus brazos y dejó un casto beso sobre mis labios, sonriendo con sus ojos brillantes.
—No sabes lo mucho que agradezco tener a una mujer como tú; comprensiva, que me ama y respeta mis sueños, que está para mí sin importar qué. Este no es solo mi sueño, mi amor, sino también el comienzo de una nueva etapa en nuestro matrimonio. Llegó el momento de que trabajemos duro por ese bebé que tanto hemos deseado y no ha llegado.
—¿Estás hablando en serio?
—Por supuesto, nada me haría más feliz en este mundo que ser padre.
Mi corazón estalló en mi pecho de felicidad. Una nueva etapa, un camino que seguimos recorriendo de la mano y un anhelo que no ha muerto ni morirá pronto. Mi sueño es ser madre, pero en seis años nunca se nos ha dado la oportunidad. Sin embargo, no debo preocuparme por eso ya que el tiempo de Dios es perfecto, y así como hizo que sus sueños se hicieran realidad, también cumplirá nuestro deseo de ser padres en un futuro no muy lejano.
Ser madre ha sido toda una aventura, con bellos y buenos momentos, pero también ha habido otros frustrantes que he sabido sobrellevar con éxito. No ha sido tarea fácil criar a un niño sola, pero de todas maneras he sabido lidiar con cada pequeño obstáculo que se ha cruzado en mi camino. Además de que he tenido, como siempre, el fiel apoyo de mi familia, aquellos que aún seguían a mi lado y no me han dejado sola ni un solo instante.Ser madre ha sido lo más hermoso que me ha podido pasar en la vida, es un sueño que día a día vivo feliz y dichosa con todo y sus cosas poco gratas, pero al final del día, cuando mi pequeño Will se recuesta en mi pecho y el cansancio lo vence, lo malo se convierte en polvo y solo puedo pensar y quedarme con todo lo bonito que me ha sucedido desde su llegada. Él tiene el poder de que todo lo malo se reduzca y solo pueda ver lo bonito que existe en esta vida.Will cumplió su primer añito de vida, y ahora es mucho más independiente que antes. Le gusta explorar
***Estaba cansada y con mucho sueño, pero deseosa de sostener a mi pequeño Will en mis brazos, cobijarlo y darle todo mi amor. Pero desde que me llevaron a una habitación estaban tardando tanto en traerlo que ya empezaba a sentirme ansiosa.—Buenas tardes, mamá. Aquí está nuestro pequeño campeón —mencionó la enfermera, entrando a la habitación con mi hijo en sus brazos y haciendo que mi corazón se disparara como un loco—. Mira, pequeñín, te presento a tu mami.Lágrimas llenas de felicidad se deslizaron por mis mejillas mientras estiraba los brazos y sostenía a mi hijo. Todo se redujo a la nada en el segundo que lo vi, que su pequeño cuerpo me dio todo el calor y las fuerzas para seguir luchando.Mi bebé era tan pequeño, tan hermoso. Sus ojos estaban cerrados, privandome de ver el color de ellos. Sus mejillas rosadas y regordetas, su piel blanca y un espeso cabello castaño claro que era la mezcla perfecta entre el rubio de mi esposo y mi cabello castaño oscuro. Sus manitas estaban a l
•AMANDA•Las palabras estaban atoradas en mi garganta, no podía decir lo que en ese momento pensaba, aunque mi cabeza también era un lío andante y mis pensamientos tomaban direcciones opuestas y sin sentido.Aunque Sheyla me lo dijo una sola vez y no quise darle demasiada importancia en su momento porque Nick nunca actuó diferente conmigo ni demostró más de lo que debería, lo cierto era que sus palabras llegaban a mi mente y se mezclaban con las que él me acababa de soltar.Estaba enamorado de mí y yo no sabía ni siquiera qué decirle al respecto. Sus palabras fueron hermosas e hicieron que mi corazón latiera con fuerza, pero que también me hicieran sentir horrible por no poder corresponderle los sentimientos como él los merecía.Merecía que lo amaran sin miedos ni reservas, que le entregaran el corazón en su totalidad y le hicieran sentir un amor hermoso y que no se pudiese comparar con ningún otro. Algo que yo no podía darle.En ese momento de mi vida solo podía pensar en mí, en esta
Desperté desorientado, con tremendo dolor de cabeza, mucha sed y unas terribles ganas de vomitar. Me costó levantarme de la cama y adaptarme a todo mi alrededor. Me sentía fatal y no era para menos, si había bebido como si el mundo se fuese a acabar.Me senté en el borde de la cama, sujetándome la cabeza con ambas manos. Todo estaba en completo silencio, pero incluso el silencio me estaba taladrando la cabeza.—Nunca más vuelvas a beber así, Niklas —me reprendí, volviendo a tirarme a la cama, cubriendo toda mi cabeza con la colcha.Cerré los ojos con fuerza y más pronto que ligero me volví a dormir, hasta que escuché la estridente voz de mi hermana y sus pasos a mi alrededor, quitándome la colcha de la cabeza y cegándome con la luz que entraba por la ventana.—Es hora de levantarse, bello y ebrio durmiente —soltó una risita y solo pude emitir un quejido—. Si no te levantas ahora mismo, pondré música a todo volumen y no me importa si estás que te mueres por la resaca. Eso sí, quién te
NIKLASDebía mantenerme lejos como lo prometí, muy lejos para no terminar con la cabeza más enredada de lo que de por sí ya la tenía, pero me resultaba una tarea titánica mantener la distancia de Amanda cuando solo podía pensar en estar cerca de ella, ayudándole, siendo su apoyo, su amigo y un soporte del cual se podía sostener cuando sintiera caerse.Cada paso que daba era importante para mí, además de que solo con verla sonreír me era suficiente me rebasaba el corazón como nadie jamás lo había hecho. Me alegraba por sus logros y por todo lo que estaba consiguiendo por su cuenta, y me sentía tan orgulloso de ella y de lo valiente que era cada día al afrontar situaciones difíciles con el mayor de los temples.Pero en los últimos días todos esos sentires que había tratado de mantener bajo llave incluso de mí mismo se hacían cada vez más intensos, como queriendo salir a la luz a como dieran lugar y no entendía por qué ahora, cuando había pasado un año en el cual había sabido fingir y oc
El proceso de inseminación artificial fue más fácil e indoloro de lo que llegué a pensar que sería y tuve que esperar varias semanas para poder realizármela, puesto que debía estar en mi periodo de ovulación. Así que en ese tiempo también me administraron medicación hormonal para estimular el crecimiento folicular, cosa que aumentaba el porcentaje del éxito, y me hicieron varios estudios para determinar el día en que se llevaría a cabo la inseminación artificial. Cuando llegó el día estaba que no cabía de la emoción y el nerviosismo. Todo el proceso se me hizo tan rápido, que aun cuando salí de la consulta me sentía normal, como si no me hubieran realizado absolutamente nada. Mis amigas me acompañaron en todo momento, y me sorprendió tanto ver a Nick a las afueras de la clínica con un regalo para mí que me hizo sentir todavía más feliz de lo que estaba. Eran dos mudas de ropa, una para mí y otra para el bebé que aún no llegaba, del mismo diseño y con un bordado que me llenó el corazó
Último capítulo