195.
Ángel no sabía por qué estaba haciendo eso. Era cierto que en Luna Azul, a pesar de sus encuentros esporádicos, se había hecho a la idea de que nunca iba a encontrar a nadie que valiera realmente la pena. Aparte de que las reglas arcaicas que tenía la manada le impedían a los pocos hombres con su orientación ser un poco más explícitos o abiertos, había pocas personas que de verdad pudiera considerar realmente interesantes.
Pero desde el momento en el que había visto a Sirius, sintió que era diferente. Era un chico atento, muy inteligente, que a pesar de haber conocido hace poco a Alicia, le entregó su amistad incondicional.
A veces las conexiones se forjaban de formas misteriosas. A veces no se necesitaba tanto para crear una conexión real con alguien, y a veces aparecían personas en nuestras vidas con las que simplemente nos comunicamos de inmediato, como si un hilo invisible tirara del uno contra el otro, contrayéndose hasta que al fin se juntara, como dos partes de un mismo ser.
Án