122.

Pude percibir en la conciencia de Lilith un sinfín de emociones. Pero me avergüenza decir que me atemorizó ver en ellas tantas emociones negativas. Cuando ella percibió lo que yo estaba sintiendo dentro de sí, trató de alejar sus pensamientos de los míos. Pero claramente no podía. Era incapaz de ir en contra de mi propio poder, a pesar de que ella era una loba de raza superior.

Tal vez por ahí podría entrar. Tal vez aquella era su debilidad.

Después de todo, cualquiera sabía que Lilith siempre se había sentido aislada, parte de algo que no era. No se sentía identificada con las manadas, ni con los lobos, ni con su propio poder. Por eso se transformaba únicamente cuando era estrictamente necesario, cuando su loba interna presionaba tanto contra ella que la transformación se volvía casi involuntaria. Así como cuando éramos niños y no sabíamos cómo transformarnos por primera vez.

Estaba seguro de que si ella pudiera pedirle un deseo a la Diosa Luna, sería sin duda dejar de ser una mujer
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