120.

— Las malditas reglas de la manada... — Yo sabía que Elena tenía unas bajo la manga. Siempre tenía uno. Era una mujer astuta y políticamente hábil. Sabía muy bien cómo moverse entre los vacíos legales. Siempre lo había sabido. Por eso había logrado convertirse en la luna de la manada.

La ley del campeón era simple y clara: tanto el Alfa como el retador podían acceder a la ley del campeón y enviar a dos contrincantes que pelearan en su nombre. Había sido creada hace muchísimos siglos, cuando un Alfa estaba débil por alguna razón, herido o enfermo. Solía encontrarse con frecuencia que miembros de la manada lo retaban por el liderazgo. Por eso se creó la ley del campeón, para que ningún retador se aprovechara de la debilidad de un Alfa y pudiera hacer el reclamo. Pero era una terrible trampa. Un terrible vacío legal del que ellos se estaban aprovechando.

Cuando éramos pequeños, a todos en la escuela nos hacían aprender de memoria el reglamento completo de la manada. Según lo que me h
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