Dove siempre ha sido una hermana, hija y amiga ejemplar. Su inocencia, carisma y amabilidad, era lo que siempre la caracterizaba. Siempre buscaba ayudar a los demás, pero, sin que eso arruinara sus normas, costumbres y fe. Era tan organizada y comprometida, que Danell Castagnoli, que había despedido a tantas asistentes, con ella no tenía queja. Dove, es una empleada perfecta, pero, ella esconde un secreto, esta enamorada de su jefe paralitico, alguien que ni siquiera la mira como mujer, porque los frenos, cabello en un moño, gafas y ropas grandes, no mostraban la belleza de Dove. Pero, ¿Qué pasa cuando Danell Castagnoli, su jefe, le da una orden importante: ser su esposa? Era la oportunidad perfecta para ser notada por el hombre que le gusta, sin embargo, ¿Qué pasara cuando después de casarse, ella descubre que la forma de ser de su jefe con ella, era solo un espejismo, como su vida laboral y personal? Castagnoli, es un hijo ilegitimo de un jefe de la mafia brasilera que no piensa dejarle a su hermano la herencia de su padre y es por ello, que busca una esposa que no tenga interés de obtener algún beneficio grande de las posesiones que heredaría. Necesitaba a una chica inocente y de principios que aborreciera ser parte de la corrupción, solo así se aseguraría que no lo traicionarían o arruinarían como lo había hecho la esposa de su hermano y también, su hermano con él. Pero, ¿Qué sucederá cuando Dove se de cuenta que su jefe frío y correcto, tiene varios secretos oscuros y perversiones? ¿Qué hará Danell cuando el mundo que Dove le brinda lo enamore poco a poco sin que se dé cuenta?
Leer másCorría de un lado al otro porque no encontraba mi bolso. Estaba en graves problemas, el señor Castagnoli no le agradaba la impuntualidad y yo estaba por hacer enojar a mi jefe por ser tan tonta.
— ¡Madre, ¿has visto mi bolso?! — grito mientras me peino el cabello en el moño que siempre uso.— ¡Debería estar en el sofá! —grita mi madre desde su habitación y yo corro hacia este sin poder encontrarlo.— ¡No esta!— Busca en las divisiones del espaldar y donde te sientas, seguramente esta allí! — grita mi madre mientras sale de su habitación con su pasaporte en manos.Casi metiéndome en el sofá, encuentro la billetera que llevaba media hora buscando.— ¡Eureka! — grito levantando en alto mi billetera.— Siempre es lo mismo, me sorprende que seas tan organizada en un trabajo tan exigente y en casa seas un desastre. — se queja mi madre.— Mamá, estas hablando de tu hija. No seas así de cruel — me quejo y mi hermana sale de su habitación con su pasaporte.— No dice mentiras, Dove. Eres un desastre aquí. Se te olvida donde dejas todo, menos mal tienes tu cabeza pegada al cuerpo o se te olvidaría donde la tienes — dice mi hermana mayor Marcela y yo gimoteo.— Claro, como se van de paseo para San Andrés, ahora están molestándome para que llore.— Ya lloraste lo suficiente porque tu jefe no te dejó ir a este paseo, decir algo más es innecesario— dice mi madre y yo quiero llorar nuevamente.— Ve a tu trabajo. Solo serán dos días lejos. Quedamos en volver a ir cuando tengas tus vacaciones. Así que, solo has pospuesto nuestras vacacione familiares, hermana— dice Marcela y yo gimoteo.— Creo que te quedan solo diez minutos para llegar a tu trabajo. — dice mi madre y yo abro mis ojos.— ¡Debo marcharme ahora! — digo y de inmediato, abrazo y beso a mi madre y hermana— ¡Que tengan buen viaje, las amo!— ¡Y nosotras a ti, Dove! — gritan las dos y yo me marcho corriendo hacia la entrada del pequeño apartamento donde vivimos.Sabiendo que no me queda mucho tiempo, tomo mi bicicleta y pedaleo tan rápido como puedo, sintiendo mi corazón en mis oídos, porque si no llego a tiempo, mi jefe podría matarme.Tan rápido como mis piernas me lo permiten, paso a cada lado de los autos detenidos por el trancón que hay por todos tener que ir al trabajo. Con mi alarma del reloj sonando, diviso la empresa en la que trabajo y como si estuviera por morir si no hago las cosas rápido, dejo la bicicleta en su puesto lanzándola desde lejos y corro hacia el ascensor que esta por cerrarse.— ¡Un momento! — grito colocando mi mano justamente en medio de las dos puertas que golpean mi mano cuando estaban por cerrarse completamente.El dolor me hace emitir un quejido lastimero, pero, ignoro este cuando las puertas se abren sin algún problema.‘Hoy es mi día de suerte…’ me digo mentalmente, pero, esa frase queda en el olvido cuando veo el rostro frio de mi jefe.— Louis, creo que además de ser un hombre paralitico, tengo problemas visuales o mentalmente, porque estoy viendo más desarreglada a mi secretaria causando daños a mi empresa, cosa que es imposible que ella haga porque debería estar en su puesto de trabajo esperándome, ¿no es así, Louis? — pregunta mi jefe mirándome con frialdad.— L-lo siento, señor— digo con voz temblorosa.— Fuera— ordena él y yo retrocedo para que el ascensor cierre sus puertas.Sabiendo que estaré en graves problemas si no llego primero que él, corro hacia las escaleras, mientras escribo en el grupo de la empresa de solo empleados, un código que ellos conocen a la perfección; código negro.Pocas veces me ha sucedido estos atrasos, pero, para estos momentos, mis amigos me ayudan y comienzan a pedir el ascensor en cada piso dándome tiempo de subir las escaleras y llegar a tiempo a mi lugar de trabajo.Con el alma a punto de abandonar mi cuerpo, llego a mi lugar de trabajo donde enciendo un abanico mientras seco el sudor en mi rostro, porque realmente hice más cardio del pensado y apenas son las ocho de la mañana.Las puertas del ascensor se abren y yo me levanto de mi asiento con la agenda del día. El señor Castagnoli me observa detalladamente desde su silla de ruedas y levanta un lado de sus labios, notando su descontento.— Al parecer fue una alucinación la que tuve en el parqueadero. Es imposible que hayas sido tan rápida— dice mi jefe y yo sonrío mentalmente — como tampoco es posible que no haya visto ese nido de pájaros que seguramente es su cabello.De inmediato, llevo mi mano a mi cabello y tanteando, confirmo que el moño que me había hecho, no sé en dónde quedó, pero, claramente no estaba en mi cabello. Maldigo internamente mientras cierro mis ojos con fuerzas.— Lo lamento, señor. No volverá a suceder. — digo y él respira profundo.— Eres mi asistente, señorita Hill. Eres mi representación visual y también, de la empresa. Así que, ¿Qué crees que pensaran todos si ven que el jefe es un paralitico y su asistente es una mujer con su cabello tan desordenado que parece que un gorrión saldrá de allí? — pregunta mi jefe con evidente molestia.— Mis disculpas, señor Castagnoli. Esto no volverá a suceder.— Espero que no vuelva a pasar. Yo no puedo arreglar mi discapacidad, pero, usted si puede arreglar su cabello. Que sea solo una deficiencia la que los demás vean en nosotros. — se queja mi jefe y yo asiento.— Como usted diga, señor. — digo y él se marcha hablándome— Ven a decirme lo que haremos hoy, quiero distraer mi mente antes que me vuelva loco porque debo conseguir una tonta mujer que sea mi esposa. — dice el señor Castagnoli y yo trago duro.Si mi cabello era ya un desastre, mi corazón acaba de volverse igual, ¿Cómo es eso que mi atractivo jefe va a casarse?Me marcho con el corazón latiendo a mil por el dolor que siento al escuchar lo que mi jefe ha dicho. Aturdida, me peino mientras trago duro. Levanto mi mirada al espejo y suspiro profundo al ver mis ojos nublados— ¿Por qué vas a llorar? ¿Realmente pensaste que estaría eternamente solos? ¿creíste que eso te daría la oportunidad de ser algo suyo románticamente? Baja de esa nube, Dove. Ese hombre solo te ve como su empleada.Lo sabía, podía comprender ello en mi mente, pero, mi corazón se negaba a aceptarlo y por ello, con tristeza, camino hacia su oficina con mi cabello ya con su moño. Como siempre, toco la puerta y él me permite entrar.El brillo del solo sirve como reflector del hombre con su rostro cincelado por Dios, porque solo eso explicaría cuan perfecto es. El mismo creador del cielo y la tierra tuvo que haberlo hecho con sus propias manos.— Tome, señorita Hill. Feliz día de la asistente— dice mi jefe extendiéndome una pequeña caja que de inmediato recibo.Esta molesto porque debe casarse, pero, aun con eso en mente, se ha acordado de mí, ¿no es una buena señal?Tres años despuésCorro con mis carpetas de un lado al otro para dejar todo listo. Susan, aunque también está corriendo, me regaña por no estar lista, cuando falta poco para el gran momento e incluso, Danell quien se había llevado a los niños, aparece con ellos manchados de helado de chocolate.— Pensé que ya estabas lista, Dove. — dice Danell.— Estamos a cierre de mes, debo tener todos los detalles antes de irme de luna de miel. Eso tardó mucho más tiempo del que pensé. — digo terminando de arreglar todo.— Y ahora estará más atrasada porque están manchados de chocolate. — dice Susan limpiando sus mejillas con el dedo húmedo de ella por su saliva.— ¡Tía, no seas extraña! — se queja Dana aunque no se aleja del toque de Susan— Si no fuera extraña, no sería Susan
Como lo hemos hablado, le presento mis hijos al hombre que ayudó mucho para que yo tuviera un lugar seguro, comida e incluso, un transporte para salir de la isla. Siendo sincera, Susan y su padre, fueron esa voz de aliento y apoyo que sin esperarlo, pero, necesitándolo, lo tuve.— Te dejaré a solas unos momentos, para que tengas tu espacio. — digo colocando a mi hija en su coche y Dan, toma a Dalton para hacer lo mismo.— Yo también te daré el espacio que necesitas, prima. — dice Dan y es él quien me acompaña hasta la tumba de mi madre, donde limpio la suciedad con mis manos, mientras en mi mente, le digo todas las cosas que he vivido y me han impedido visitarla en el pasado.Con tristeza, veo la tumba de las dos mujeres que son mi apoyo incluso después de muerta y miro a mis hijos que juegan con sus sonajeros.— Aquí esta su abuela y su tía, mis niños. La &
Días despuésDespués de días pensando en lo que debería ser, avanzo un paso hacia el lugar donde tanto temí volver. Con mis dos hijos en sus respectivos coches infantiles, camino por el solitario lugar donde, muchas personas están descansando. Oh bueno, su cuerpo material descansa, mientras su alma está donde debería encontrarse.Suspirando profundo y recordándome que debo hacer esto en cualquier momento, avanzo hasta llegar a las dos tumbas que tiene el apellido Hill en sus lápidas. Después de haber enterrado a mi madre y a mi hermana, no había vuelto a este lugar.Han pasado más de dos años desde que ellas murieron y siento como si hubiesen pasado más de cinco décadas, desde la última vez que las vi antes de irse al aeropuerto para tener las vacaciones que tanto había deseado vivir.En silencio, observo sus lápidas y comien
Lo observo finamente, pero, Danell huye de inmediato, mirando a los pequeños que están en sus tapetes didácticos jugando, mientras bostezan un poco. Por lo que, Danell se baja de la silla de ruedas y toma al pequeño Dalton que se acomoda en sus brazos, listo para ser dormido.— Danell…— Vamos a dormir a los chicos primero. Tenemos muchas cosas de las cuales conversar. — dice Danell y yo asiento sabiendo que lo mejor es que los bebés no estén despiertes.— Está bien, hagamos eso. — digo con seriedad.Danell y yo nos encargamos de dormir a los niños y yo me marcho hacia la habitación de ellos, donde dejo a mi hija, para después buscar a Dalton, cuando se lo quito, él se coloca en su silla de ruedas y me extiende sus manos, para después recibir al pequeño que se mueve un poco por el cambio constante de brazos.Él mismo lleva a
La tristeza me invade cuando él me dice ello, porque yo más que nadie sé que no soy la mujer que aceptó casarse con su jefe. Las experiencias vividas, me han hecho paranoica y aunque me recuerdo que todo está bien, para no hacer ello más grande, las heridas siguen en mí.— No soy pura, hace tiempo deje de serlo, Felipe. Es solo que no lo ves porque me ves con ojos de admiración. Pero, no es así, Felipe. Solo Jesucristo pasa por el mal no es contaminado, yo soy solo una humana que sobrevive a todas las cosas que nos han pasado.>> Así como tú lo haces. Porque aunque tienes tu marca física, estoy segura de que tienes muchas más internamente, unas que intentas sanar, pero, te cuesta. A todos nos cuesta, Felipe. Porque intentando hacer las cosas bien, terminamos sufriendo. — digo y Felipe sonríe.— Usted siempre sabe cómo se sienten todos, se&nt
Suspiro aliviada por sentir que la carga ahora es compartida y le pido disculpas a Carl por haber esperado tanto para unirme a su hermano en la búsqueda de su cuerpo, que quizás, pudo haberse logrado ya si nos hubiésemos concentrado solo en ello.‘Pero, Carl, donde sea que estes, debes entender que hemos pasado por mucho. Ahora si vamos a hacernos cargo de ti.’ Me digo mentalmente.— Me alegra mucho que este sea el hogar de los bebés. — dice Danell y yo miro a mi alrededor.— Intento que sea lo más acogedor posible y que en el proceso, no se lastimen. Aunque es un poco complicado, porque Dana golpea mucho a su hermano y él le responde empujándolo. — digo y Danell sonríe.— Parece que Dana es la ruda y buscadora de peleas. — dice Danell sonriente. — Como su padre.‘Padre, una palabra que tiene tanto poder, que a muchos hombres les queda grande e
Último capítulo