26. Pov Dan
Me acomodé en el sillón que era mi cama improvisada dentro de la oficina de Nikita, el respaldo demasiado recto y la tela áspera contra la espalda. La noche estaba silenciosa, salvo por el leve zumbido de la luz de emergencia que había dejado encendida en la habitación de Anne. La casa respiraba tranquilidad, y sin embargo, mi mente no me dejaba en paz.
Cada vez que cerraba los ojos, la veía. Su rostro, iluminado por la tenue luz de la lámpara de la cocina mientras recogía la mesa, se me aparecía con un brillo suave en los ojos. Sus labios entreabiertos, esa manera de morderse apenas el inferior cuando concentraba la mirada en algo… y la forma en que su camiseta blanca se pegaba ligeramente a su piel después de la cena. Todo eso me volvía loco.
Intenté pensar en otra cosa. Recordé la pila de documentos que tenía que revisar, los emails pendientes, los contratos de la oficina. Intenté sumergirme en el trabajo mentalmente. Pero cada pensamiento sobre ella lo hacía aún más difícil. Mi cu