Durante seis largos años, Layonel Robbins había estado enamorado de su jefe. Al darse cuenta de que su amor no sería correspondido, decidió renunciar a su trabajo y alejarse. Sin embargo, justo cuando planeaba hacerlo, Damien Bates le propuso un contrato de conveniencia: ser amantes solo para engañar a su madre, con la promesa de que ambos obtendrían una buena recompensa al final de los 6 meses estipulados. Layonel esperaba que esta situación le brindara la completa atención de su jefe; sin embargo, todo se complicó cuando sus sentimientos por Damien se intensificaron y se dio cuenta de que él no sentía lo mismo. Quería enamorarlo, pero el final del contrato se acercaba rápidamente. ¿Podrá Layonel lograr que Damien se enamore de él y transformar su relación de amantes falsos en una verdadera? . . Serie RC: 1. Error Desconocido. 2. De Asistente A Amante 3. El Reencuentro Que Cambio Todo 4. Cambiando El Juego (X) 5. Tácticas De Guerra (X)
Leer másEra una fría noche y justo en esos momentos se podía ver a un automóvil deportivo ir a su máxima velocidad por las calles, acelerando para ganarle al cambio de luces del semáforo y tomaba las curvas de forma muy osada.
La razón de esta irresponsabilidad era por la angustia que sentía el conductor y dueño de ese automóvil, porque acababa de recibir la peor noticia de todas y deseaba llegar rápido al hospital.
El nombre de esta persona era James Griffith, quien hace unos minutos estaba por ingresar a una junta con los socios de su empresa, pero recibió una llamada de su casa donde la sirvienta le dio la horrible noticia de que su esposa estaba de camino al hospital porque el parto se adelantó.
Al llegar al hospital corrió a toda prisa importándole poco si estacionaba bien su auto o lo cerraba, solo estaba concentrado en llegar rápidamente hasta la habitación donde ella estaba porque deseaba verla y preguntar que habia pasado, pero al llegar se encontró a sus padres discutiendo con el médico, las enfermeras y la seguridad del hospital.
- ¿Qué pasa aquí? - preguntó furioso haciendo notar su presencia.
- Hijo… - mencionó angustiada una mujer mayor de cabello castaño.
- Señor… lo lamento no… no sabemos cómo paso – decía angustiado el médico, al cual estaban arrestando en esos momentos junto con varias enfermeras – no por favor… no…
- Madre ¿dónde están Amelia y mi hijo? – preguntó James ignorando el arresto.
- Hijo – le llamo su padre – ella no sobrevivió al parto.
- Que…
- Y estos idiotas perdieron al niño, parece que una mujer se hizo pasar por enfermera y se llevó a mi nieto – dijo angustiada la mayor.
- ¡QUE! NO, ESO ES MENTIRA – dijo corriendo e ingresando al cuarto donde veía un cuerpo cubierto con una sábana y debajo de esa camilla se miraba un charco de sangre.
Con cuidado se acercó hasta ese cuerpo y le quito la sabana sintiendo que todo su mundo se destrozaba porque ahí yacía el cuerpo sin vida de su amada Amelia, con temor toco esas suaves mejillas que alguna vez fueron cálidas y rosadas, pero ahora estaban sin color y frías.
James apretó con fuerza los puños y se acercó para darle un beso en los labios a modo de despedida al cuerpo de la mujer que amo y hacia unas horas atrás le dedico una gran sonrisa y se despidió de él; busco contener sus lágrimas porque si escucho bien… habia otro pendiente, así que con cuidado cubrió nuevamente ese cuerpo y salió de la habitación dándole un puñetazo en la cara al jefe de seguridad del lugar.
- No me importa lo que deba hacer, QUIERO VER A MI HIJO AHORA – declaró empleado un tono gélido y muy tranquilo en su voz, causando un gran escalofrió a todos los presentes – y si no lo hace usted lo lamentara el resto de su vida.
Por otro lado, a varias calles lejos del hospital se podía ver a una mujer muy asustada que corría por los callejones de la gran ciudad cargando un pequeño bulto entre sus brazos.
Ella se notaba muy asustada y con la respiración muy agitada ya que desde que lo recibió no habia parado de correr, en eso se detuvo por unos momentos para tomar algo de aire y meditar bien sus acciones.
- Ah… ah…
- Buaaa…
- Sh… cállate – ordenó moviendo el pequeño bulto – ah… que hago…
Esa chica era una joven que vivía en la calle y justo esa mañana una misteriosa mujer se le acercó y le regalo algo de dinero, a la vez que se acercaba para hablarle y proponerle un trato: si la ayudaba recogiendo un paquete y hacia una tarea especial, ella la recompensará de forma generosa asegurándole que nunca más tendría que mendigar por las calles.
Con esa gran tentación, la chica aceptó y fue a recoger ese paquete, aunque se sintió extraña al ver que estaba en la parte trasera del hospital y en eso vio a una enfermera caminar de un lado a otro mirando a todos lados, al acercase a ella esta le entrego lo que cargaba y sin decirle nada regreso al interior del edificio.
Ella estaba confundida y se asustó al ver que lo que le entregaron era un bebe, pero busco ignorar su sentido común y fue al lugar indicado ya que el dinero era lo más importante en ese momento.
Por esa razón retomo su andar para llegar rápidamente al punto de reunión, tras unos minutos más en su andar llego al lugar acordado, pero no vio a nadie y al observar atentamente le lugar encontró una mochila que se miraba nueva y abandonada de forma casual en el lugar.
Movida por la curiosidad se acercó a ese objeto y lo abrió, notando que era para ella y en su interior habia un cuchillo de carnicero y una nota con instrucciones, las cuales decían: “mátalo y llévame al cadáver a esta dirección donde te estoy esperando para entregarte tu dinero”.
Eso asusto a la chica, ya que jamás pensó que le pediría tal atrocidad… en eso miro a ver al recién nacido que estaba durmiendo en esos momentos, en eso analizo sus ropas y las sábanas que lo tapan notando que esos artículos eran de una tienda departamental lujosa y exclusiva para bebes, por lo tanto, ese niño debía ser un heredero o de gente con mucho dinero.
Al analizar bien las opciones, la codicia le gano y aprovechando que ese pequeño estaba dormido busco acomodarlo y esconderlo entre la basura, porque ese tipo de niños servían más vivos que muertos.
Solo tomo una de las sábanas que cubrían al pequeño y al analizar a su alrededor encontró una muñeca vieja de un bebe y hurgando en los contenedores encontró algo de pintura roja, por lo que creo un buen sustituto y una vez listo, ella se colocó de pie para ir al nuevo punto de reunión para reclamar su recompensa.
Ella se sentía feliz y dichosa, porque con su nuevo plan además de ese dinero buscaría ganar un extra al pedir un rescate por ese bebe ya que de seguro mañana aparecería en las noticias, pero desgraciadamente la suerte no estaba de su lado porque al pasar por otro callejón oscuro ella perdió la vida, donde su ultimo recuerdo fue escuchar una detonación y que todo se puso negro.
- Está hecho – dijo la persona que la mato, quien estaba cubriendo su identidad con la oscuridad de la noche y estaba hablando al teléfono en esos momentos.
- Revisa que haya hecho bien su trabajo – se escuchó que le decía una voz distorsionada al otro lado de la línea.
- Si – dijo moviendo las sábanas, pero al ver lo que habia entre ellas solo dejo escapar un suspiro – oye...
- ¿Qué pasa? ¿lo mutilo de forma grotesca? – preguntó dejando escuchar un tono divertido en su voz.
- No es el bebe.
- ¿Como que no es? ¿de qué hablas?
- Ella cargaba un muñeco.
- ¡QUE! PUES NO TE QUEDES PARADO Y BUSCA A ESE BASTARDITO, PORQUE NO LO QUIERO VIVO – declaró terminando de forma brusca la llamada.
- … - ante eso esa persona solo dejo escapar un suspiro antes de empezar a andar buscando seguir los pasos que habia dado esa mujer para ver donde habia quedado el menor.
Al llegar a ese pasillo donde estaba abandonada la mochila noto que alguien la basura de ese lugar se miraba movida y en eso encontró una de esas pulseras medicas que le ponen a los recién nacidos, ante eso frunció el ceño antes de tomar su celular para notificarle las malas noticias a su “jefe” porque todo indicaba que alguien lo encontró.
- Oye tenemos un problema…
*—Layonel:Ambos se quedaron allí, temblando y jadeando. Layonel estaba tan avergonzado que sentía ganas de desaparecer bajo la tierra. Nunca se había venido de esa forma con Damien, pero su amado había estado presionando su estómago con tanta fuerza, y él no había ido al baño ni una sola vez esa noche, que no se percató de que eso podría ocurrir.Vio cómo la mano que Damien tenía en su estómago se deslizaba hacia su polla flácida, acariciando la cabeza con suavidad.—Vaya… —susurró Damien con su voz ronca, y Layonel cerró los ojos, aún avergonzado—. Es la primera vez que pasa esto entre nosotros, ¿no crees? —preguntó Damien, y Layonel solo quería esconderse bajo las sábanas de la vergüenza—. Fue como una fuente… —se burló Damien, con una ligera sonrisa en su rostro.—Damien, no… —comentó Layonel, avergonzado—. No sigas.Damien se rió y lo soltó. Layonel sintió cómo este se retiraba de él, y su agujero se contrajo, llorando por la ausencia, abriéndose y cerrándose mientras sentí
*—Layonel:El deseo que ardía en su interior era como un fuego imposible de apagar. Quería sentirlo, piel contra piel, sin ninguna barrera entre ellos. Con una impaciencia apenas contenida, Layonel comenzó a deshacerse de su propia ropa. Cada prenda que caía al suelo parecía aumentar la expectación en el ambiente. Cuando terminó, se encontró completamente desnudo, y su miembro, ya duro y listo, se erguía orgulloso ante la intensa mirada de Damien.Sin apartar los ojos de él, Layonel envolvió su mano alrededor de sí mismo, deslizándola con lentitud. Un escalofrío placentero recorrió su espalda al acariciar sus puntos más sensibles, esos que lo hacían temblar. Su otra mano permanecía tirando de la cadena de Damien, evitando que moviera sus muñecas esposadas.—Mírame —susurró, deleitándose con cada segundo que la mirada de Damien se mantenía fija en él.Damien jadeó bajo su peso, sus labios entreabiertos mientras respiraba agitadamente. Las esposas tintinearon cuando movió sus manos haci
*—Layonel:La noche había llegado a su fin, o al menos la velada con amigos, porque Layonel sabía que, aunque el reloj marcara después de la medianoche y el calendario indicara un nuevo día, su cumpleaños aún no había terminado.Después de recoger un poco y asegurarse de que Pumpkin estaría bien cuidado por su hermano mayor, Benito, llegó el momento que había estado esperando: ir a la recámara. A pesar de que un par de horas antes había estado un poco bebido tras reír y comer en exceso con sus amigos, la ligera borrachera se había desvanecido. Ahora, lleno de energía, sentía una excitación latente.Con Damien a su lado, caminaron hacia la habitación. Una vez dentro, Layonel se dirigió directamente a la cama, que aún mantenía un ligero aroma a rosas debido a los arreglos florales que seguían decorando el cuarto. Se sentó al borde del colchón, con una sonrisa que mezclaba curiosidad y expectativa, mientras observaba a Damien, quien permanecía de pie a unos pasos de él.—¿Y bien? —pregun
*—Layonel:La velada en el restaurante había sido maravillosa. Layonel había tomado quizá una copa de vino de más, lo suficiente para sentir su cabeza ligera, pero no tanto como para marearse. Sabía que cuando regresaran a casa, el ligero aturdimiento desaparecería, sobre todo si Damien lo besaba como sabía hacerlo. Solo pensar en tenerlo cerca, desnudo y dispuesto, hacía que su piel se calentara.Se apoyó en Damien mientras subían en el ascensor, abrazándolo por la cintura, disfrutando del contacto íntimo que compartían. Era tarde y no había nadie más alrededor, así que Layonel aprovechó para deslizar sus manos con descaro. Pasó los dedos sobre el sexo de Damien, sintiendo la firmeza oculta tras la tela de sus pantalones. Damien, con su increíble autocontrol, no mostró ninguna reacción, pero Layonel podía sentir la tensión en su cuerpo.—Estás jugando con fuego —susurró Damien, su voz profunda resonando en el pequeño espacio del ascensor.Layonel no respondió, solo sonrió cont
*—Layonel:Layonel despertó con una sonrisa al recordar que su cumpleaños había llegado, pero lo que realmente lo tenía expectante era descubrir qué sorpresas le tenía Damien preparadas para el día. Era la primera vez que celebraban juntos como pareja, y desde que amaneció, su amado se había encargado de hacer que el día comenzara de la mejor manera posible.Cuando abrió los ojos esa mañana, fue recibido con la sensación cálida e intensa de los labios de Damien recorriéndolo, arrancándole suspiros y llevándolo al éxtasis. Sin previo aviso, su pareja se había deslizado bajo las sábanas y lo estaba complaciendo con una dedicación que lo dejó temblando. Después, Damien no perdió tiempo en hacerle el amor con una pasión arrolladora que dejó a Layonel jadeante, con ganas de más.Sin embargo, el deber llamaba. Era viernes y, como siempre, el trabajo los esperaba. Mientras Layonel intentaba reunir fuerzas para levantarse, Damien lo detuvo con una sonrisa traviesa y un beso en el cuell
*—Damien:Después de la cena, Damien comenzaba a sentirse un poco agobiado. Hubo tantas preguntas y comentarios que, aunque la familia de Layonel parecía un reflejo de la suya en cuanto a número y energía, no podía evitar sentirse un poco abrumado. La familia Bates siempre había sido ruidosa y caótica, pero Damien los conocía de toda su vida. Ahora, al enfrentarse a la otra familia de Layonel, todo parecía un poco más nuevo y un tanto abrumador.Layonel notó la tensión en él y, con una sonrisa cómplice, le sugirió que tomaran un respiro. Juntos, subieron al segundo piso, donde Layonel lo guió hacia una sala con ventanales grandes, que ofrecían una vista preciosa de la nieve cayendo. Se quedaron en silencio por un momento, mirando el paisaje invernal.—¿Cómo te sientes? —preguntó Layonel, su tono suave y preocupado mientras se acercaba a Damien.—Abrumado, feliz y nervioso —admitió Damien, encogiéndose de hombros.Layonel se rió suavemente.—Sí, así me sentía yo la primera vez, solo qu
Último capítulo