“¿De... Cero?”
CIRO WALKER
Entro al primer bar que veo.
Elegante. Casi todo en Mónaco es elegante, excepto la gente podrida a la que habría que darle un tiro.
«Ciro atiéndeme el teléfono. Tienes que volver. Tienes que encargarte de California. El Congreso está presionando para que sigas o en definitiva lo dejes preescribir de una buena vez»
El mensaje de Peter en mi casilla es fiel recordatorio del pedido que me hizo ella.
Avanzo a la extensa y afinada barra y le pido al cantinero algo fuerte.
Whisky, ron, vodka; lo que sea.
Me siento en una butaca alta y apoyo mi celular en la mesada de vidrio negro y madera.
—Vodka —el hombre saca un vaso de trago y se prepara para llenarlo—. Quiero una botella entera —levanto el dedo y señalo a la exhibición de bebidas—. Una Ciroc entera.
El sujeto parpadea pero por supuesto me la entrega. Me sirve el primer shot y se aleja, viéndome con curiosidad, remarcándole a sus colegas que el cliente de la Ciroc es su cliente.
Sabe que derrocharé unos cuanto