Daniel se pasó las manos por el cabello, un gesto que ella había visto mil veces pero que ahora parecía cargado de una desesperación nueva.
—Vargas tiene recursos que van más allá de lo que cualquiera de nosotros puede imaginar. Detectives privados, hackers, una red de informantes que se extiende por todos los niveles de la sociedad. Si decide destruir a alguien, no hay piedra sin remover, no hay secreto sin desentrañar.
Se levantó de la silla y caminó hacia la ventana nuevamente, sus movimientos tensos y espasmódicos.
—Debe haber estado observando durante meses. Documentando cada encuentro, cada transformación, cada momento en que Daniel se convertía en Marco. Probablemente tiene fotografías, grabaciones, testimonios de las mujeres con las que...
Su voz se cortó abruptamente. Lucía pudo ver cómo sus hombros se tensaban, como si acabara de darse cuenta de algo.
—¿Qué pasa? —preguntó, levantándose de la silla.
—Las mujeres —Daniel se giró hacia ella, y en sus ojos había una nueva dimen