Olivia empujó la puerta de su casa con fuerza. Su corazón todavía latía con fuerza, abrumado por la ansiedad por Eliana. Pero sus pasos se detuvieron en seco cuando el penetrante olor a alcohol la golpeó—seguido por el inconfundible sonido de risas que provenían de la sala.
Frunciendo el ceño, Olivia se acercó silenciosamente al origen del ruido. Sus ojos se abrieron con incredulidad al ver a Hunter Jackson, su esposo, recostado en el sofá con un vaso de whisky en la mano. A su lado estaba sentada Sophia Joy—su segunda esposa. Los dos reían con suavidad, como si el mundo les perteneciera.
—¿Tú? —susurró Olivia, atónita.
Hunter giró la cabeza, sorprendido por un instante, pero sus labios se curvaron rápidamente en una sonrisa.
—Cariño... ya estás en casa.
Olivia se acercó, su voz cortante.
—¿No deberías estar en el hospital? Joe está en estado crítico.
Sophia se levantó, pisando fuerte.
—¡Eso no te incumbe! ¡Mantente alejada de nuestra felicidad!
—¿Felicidad? —Olivia soltó una risa ama