Olivia miraba la pantalla del teléfono que Daniel le entregó. La foto mostraba la parte inferior de su auto: la línea de freno había sido cortada limpiamente, como si lo hubiera hecho un profesional.
—La línea de freno fue cortada. Esto no fue una falla común —dijo Daniel en voz baja—. Alguien quiso que ese auto fallara.
Olivia se paralizó. La garganta se le apretó. Todo su cuerpo se volvió frío como hielo.
—¿Quieres decir... que el accidente fue planeado? —susurró, casi inaudible.
Daniel asintió lentamente.
—Creo que alguien está tratando de matarte, señora.
Olivia cerró los ojos. Su mente corría aceleradamente.
¿Quién haría algo así?
¿Quién quiere verme muerta?
¿Hunter... o Sophia Joy?
Esos dos nombres llenaron sus pensamientos al instante. Hunter Jackson, su esposo convertido en enemigo. Sophia Joy, la mujer que silenciosamente le robó su lugar. Ambos tenían razones para quererla fuera de su vida.
Todavía aturdida por el shock, escuchó pasos apresurados cerca. Hunter Ja