Capítulo 70 — Un aroma dulce.
La vida en Luna Creciente había cambiado drásticamente en apenas unas semanas. Ser reconocida como una de las cinco manadas más poderosas del mundo traía consigo prestigio, pero también responsabilidades que parecían no dar tregua.
Los acuerdos, alianzas y tratados llegaban de todos lados. Delegaciones extranjeras pedían audiencia, otras manadas menores ofrecían tributos buscando protección, y hasta clanes con los que antes apenas mantenían contacto ahora se mostraban más que dispuestos a compartir recursos. El despacho del Alfa era un ir y venir constante de mensajeros y documentos, aunque en la práctica, gran parte de esa carga caía sobre los hombros de Leandro, el Gamma.
El pobre hombre parecía haber envejecido diez años en apenas dos meses. No había descanso para él: pasaba las noches revisando papeles, las mañanas atendiendo a emisarios y las tardes tratando de mantener el orden interno. Todo mientras su Alfa encontraba cualquier excusa para desaparecer.
Porque Adrián, en lugar d