Clara
La frase había salido de mis labios con una naturalidad que me sorprendió, como si llevara años gestándose en lo más profundo de mi ser. "Es el momento de escribir mi propia versión de los hechos. El libro. 'Después del Nosotros'". La determinación en mi voz había disipado la penumbra de la sala de juntas, pero no la incertidumbre en los ojos de Leonardo. Lo vi herido por la suspensión de su licencia, su brillo profesional opacado por la sombra de la duda, y una punzada de amor y protección me atravesó el pecho.
Los días siguientes transcurrieron en una vorágine de emociones. Mientras Leonardo lidiaba con la inactividad forzosa, una nueva rutina se impuso en el apartamento. Él, acostumbrado al ritmo frenético del hospital, se sentía como un pájaro enjaulado. Lo veía deambular por el estudio, repasando viejos casos, leyendo artículos médicos, su mente inquieta y su frustración palpable. A veces, me hablaba de su incertidumbre, de su miedo a no volver a pisar un quirófano. Lo escu