La noche envolvía el laberinto de acero y cristal, donde las luces parpadeantes pintaban sombras danzantes sobre el pavimento. Artemisa, con su arco plateado tensado, avanzaba con sigilo, seguida de cerca por Jackson y Ares. El aire vibraba con una tensión palpable, una sinfonía de presagios que anunciaban la inminencia de un encuentro.
"Debemos ser cautelosos", susurró Artemisa, su voz apenas audible por encima del rugido distante del tráfico. "Los cazadores están en alerta máxima. Cada sombra podría ocultar una emboscada."
Jackson asintió, su mirada escudriñando cada rincón oscuro. "Siento su presencia, Artemisa. Están cerca, observándonos, esperando el momento oportuno para atacar."
Ares, impaciente, gruñó. "¡Que vengan! Estoy ansioso por probar mi fuerza contra ellos. Que sientan la furia de un dios de la guerra."
De repente, una flecha plateada silbó en el aire, rozando el hombro de Jackson. Él retrocedió, maldiciendo en voz baja. Artemisa respondió de inmediato, disparando una f