"Martha, hija, no pasa nada, no te preocupes, sí. Sube a tu habitación..." "Javier, no le mientas más, es mejor que lo sepa de una vez." "Artemisa, hija, yo sé que algún día nos vas a perdonar, pero desde que naciste fuiste destinada a un hombre, y nadie más puede tocarte, o nos matará." "Martha, Javier, no hagan esto." "Papá, ¿de qué estás hablando? ¿Acaso me diste en matrimonio sin consultármelo? ¿Es que acaso no soy su hija?" "Hija, las cosas no son tan fáciles. Si no aceptábamos, nos matarían en ese momento, y tu mamá apenas tenía dos días de haberte traído a este mundo. Pero ve el lado bueno: el hombre es más rico que el presidente de este lugar; todos los negocios de este pueblo y de la ciudad son prácticamente suyos." "Papá, ¿me vendiste...? No, papá, tú no..." No aguanté más con la noticia que me había dado mi padre. Tal era la presión que salí corriendo de mi casa, sin intenciones de regresar. No sé cuánto tiempo corrí, pero mis pies dolían, mi pecho subía y bajaba con
Leer más