Capítulo 60.
POV: Camila
El silencio del hospital era engañoso. Afuera parecía todo en calma, pero yo sabía que el mundo se estaba desmoronando. Después de la muerte de Marta, después de los mensajes del emperador, había aprendido a no confiar en los lugares cerrados. Ni siquiera en un hospital rodeado de médicos, guardias y cámaras.
Esa mañana Carlos entró a la habitación con el ceño fruncido, el celular en la mano. Reconocí esa expresión: noticias malas.
—Un hospital en el sur de la ciudad se incendió —. Es grave. La prensa está allí, los gobernadores también. Necesito ir.
Lo miré, buscando una salida, una excusa para que se quedara. Sentí el impulso de gritarle que no me dejara sola, pero me mordí la lengua. Era el presidente. Tenía que estar en primera línea en una crisis como esa.
—Ve —dije al final, acariciando mi vientre—. Nosotros estaremos bien.
Él dudó. Caminó hasta mí, me besó la frente y me sostuvo la mano con más fuerza de lo habitual.
—No te muevas de aquí. Te dejo con ocho hombres d