POV — Camila

El sueño era tan vivido que por un momento pensé que había vuelto. El patio del viejo palacio imperial, la multitud, su risa. Fue un golpe seco. La pesadilla no me dejó en paz; sentí el filo caer otra vez. Me incorporé en la cama con la piel húmeda y la respiración acelerada. El cuerpo todavía recuerda lo que la memoria intenta callar.

Al mirar hacia la puerta encontré el sobre: doblado, sin sello, tirado como quien arroja una advertencia al azar. Abrí con la mano temblando. Dentro, una línea, negra y directa:

“No escaparás esta vez.”

La frase no necesitaba más. Me mordió el estómago y dejó un sabor metálico en la boca. Guardé el papel en el bolsillo del camisón y me quedé un rato inmóvil. No fue una novedad: ya sab&ia