Capítulo 50.
POV: Camila
El aire en Palacio olía distinto, menos denso, como si las paredes mismas respiraran aliviadas. Tal vez era yo la que se sentía renovada después de esa noche en el hotel, donde no existieron enemigos ni micrófonos, solo Carlos y yo fundidos en el mismo fuego.
Pero la calma no podía engañarnos. Claudia seguía libre. Y Amelia… Amelia aún respiraba. Esa víbora que me había querido arrancar la vida y la de mis hijos. Saberla con vida, encadenada en esa cabaña, me hervía la sangre. No podía dormir tranquila sabiendo que seguía ahí, esperando una oportunidad.
Por eso, cuando Carlos me dijo que tenía que volver a la cabaña, lo interrumpí antes de que terminara.
—Quiero ir contigo.
Él me miró fijo, como si dudara si había escuchado bien.
—No. Ese no es lugar para ti, Camila.
Me crucé de brazos, sin apartar la mirada.
—Ella intentó matarme. Intentó matarnos. Voy a ver cómo termina. No me pidas quedarme en casa mientras tú cierras este capítulo. No lo aceptaré.
El silencio entre los