Capítulo 12 – Entre la obsesión y el poder.
POV: Carlos
Desde que Camila despertó de aquel accidente, mi vida dejó de ser mía.
La mujer que recordaba —sumisa, siempre vestida con esos trajes holgados y colores apagados, tan dócil que a veces parecía invisible— había desaparecido. En su lugar estaba otra. Una mujer más sensual, más segura, con una mirada que me retaba incluso cuando no decía nada. Me irritaba, me sacaba de quicio… y, al mismo tiempo, me atraía como nunca antes.
Dormir con ella sin poder tocarla era una tortura diaria. La escuchaba respirar al otro lado de la cama, podía sentir el calor de su cuerpo tan cerca y tan lejos a la vez. A veces, en la oscuridad, la observaba en silencio: el cabello cayendo sobre su hombro, los labios pintados incluso antes de dormir, la forma en que su pecho subía y bajaba con calma, como si no existiera nada que pudiera perturbarla.
Recordaba su cuerpo. Recordaba cuando nos casamos y todo era diferente. Fuimos felices, por un tiempo. Yo trabajaba en mi carrera política, pero ella era