CAPÍTULO 96 — LOS PREPARATIVOS REALES.
El palacio de Lumeria bullía con una tensión sutil, como el aire antes de una tormenta. Faltaban apenas cinco días para la boda real, y los salones se llenaban de costureras, floristas y consejeros que corrían con rollos de tela y listas interminables. Alexandra caminaba por los pasillos con la cabeza alta, su vestido de ensayo ceñido a la cintura como una armadura ligera. Había pasado años preparándose para un trono en Zafir, memorizando protocolos, estudiando alianzas, perfeccionando cada gesto para proyectar poder sin esfuerzo. Ahora, en este reino extraño, esa preparación era su mayor arma. Se movía como pez en el agua, respondiendo a las reverencias con una inclinación precisa, dirigiendo a las doncellas con voz firme pero amable. Los sirvientes la miraban asombrados; las damas de la corte, con una mezcla de envidia y respeto involuntario.
Carlos la observaba desde un balcón, el corazón latiéndole con una fuerza que no podía disimular. Cada vez que ella entraba en una sala, el ai