Mikkel palideció al ver la prueba de embarazo, las dos líneas indicando positivo se veían claramente, su mano temblaba mientras la sostenía. ¿Lía estaba embarazada? ¿Por qué no se lo había dicho? Dio vueltas de un lado a otro, desesperado, el corazón le latía tan fuerte que le retumbaba en los oídos, se paró frente a la cama. Miró a Lía dormida. Volvió a mirar la prueba.
—Joder… —susurró.
Entonces recordó que el médico había hecho varias pruebas de sangre a Lía, entre ellas la prueba de embarazo, sacó los resultados que el doctor les había entregado. Los revisó de nuevo, allí estaba claro: negativo, se frotó la cabeza con una mano. No entendía. ¿Y si Lía hubiera estado embarazada y lo había perdido? ¿O peor aún, si lo había interrumpido? Joder, Lía! ¿Qué demonios ha sucedido?
Trató pero no pudo soportarlo más. Se acercó a ella y a pesar de sentirse frustrado, la despertó con cuidado. Le tocó el hombro suavemente.
—Lía… —dijo bajito.
Ella abrió los ojos despacio, aún medio dormida.
—¿Q