Lía sintió que la mano le ardía, tenía la mirada fija sobre Vera, ¿Qué hacía allí? ¿Por qué Mikkel no le había dicho?
Vera estaba parada frente a ella, asustada, tenía la bandeja vacía en las manos, mirando el desastre que había provocado por andar de prisa y no fijarse.
—Perdón, hermana… —dijo en voz baja, casi en un susurro— no fue a propósito, fue un accidente, te aseguro que no quería lastimarte.
Lía no contestó de inmediato, la mano le ardía demasiado, y la piel ya empezaba a enrojecerse en la zona del dorso y los dedos.
Los empleados alrededor empezaron a murmurar, algunos se acercaron, otros se quedaron mirando desde sus lugares.
—Se ve que fue a propósito —dijo una chica en voz baja, pero lo suficientemente alta para que se oyera no es posible que caminara por el pasillo y no la viera.
Vera palideció.
—No… no fue… yo… estaba corriendo porque me pidieron más café y… —intentó explicar.
Nadie le creyó, todos murmuraban y lanzaban comentarios hirientes en su contra, ahora sabía