Lía se despertó por la mañana, Mikkel dormía a su lado, tenía un brazo sobre ella, observó por un momento ese rostro que tanto amaba, queriendo grabarlo en su memoria para siempre.
Se levantó con cuidado para no despertarlo, entró en el baño para cepillarse los dientes, al verse al espejo se dio cuenta de que su aspecto había mejorado notablemente gracias a los medicamentos, las náuseas ya eran pocas, las ojeras alrededor de sus ojos habían disminuido, y su rostro ya no estaba tan pálido.
Cuando salió, Mikkel ya estaba despierto, le dedicó una sonrisa y entró en el baño, Lía se cambió, se puso un vestido cómodo, desde el escándalo ya no había regresado a la empresa, trabajaba desde casa, y no tenía ánimo de regresar todavía.
Bajó a la cocina, Ana estaba preparando el desayuno.
—Buenos días, señora —dijo Ana con una sonrisa.
—Buenos días.
Lía se sentó en la barra, pidió un té, mientras lo tomaba pensaba en cómo decirle a Mikkel que quería irse, olvidarse de todo por un momento.
Mikkel