Lía se le quedó viendo a Mikkel, sintió que era sincero, pensó que debería de darse la oportunidad de confiar en él, esa tarde tal y como lo había prometido Mikkel, descansaron juntos, Mikkel recordó el informe del investigador privado.
—Hay algo que debo contarte —dijo, temía la reacción de Lía— investigué sobre tu pasado, sobre Diego.
Lía se tensó inmediatamente, pero Mikkel apretó su mano con más fuerza.
—Lo siento por haber invadido tu privacidad, y sé que te molesta —continuó—pero necesitaba entender qué te está atormentando, por eso insistí tanto en que fueras al psicólogo.
Ella bajó la mirada, al principio sintió rabia por invadir algo que solo le pertenecía, pero luego comprendió sus motivos.
—Él habría querido que fuera feliz —susurró Lía— siempre me decía que la vida era demasiado corta para vivirla con miedo.
Mikkel la abrazó fuertemente.
—Tienes derecho a ser feliz, Lía, y yo... —se quedó callado por un momento, buscando las palabras— quiero ser la persona que te ayude a e