—Arthur —dijo Mikkel de manera cortante —si ya terminaste de interrumpir a Lía en su trabajo, pasa a mi oficina.
Arthur le sonrió a Lía y entró en la oficina, Mikkel se quedó parado en la puerta,
—El informe de ventas del trimestre pasado, lo necesito analizado, ahora —ordenó.
Lía alzó la mirada y se le quedó viendo.
—Ya está en tu bandeja de entrada desde las nueve, puedes revisarlo —respondió ella.
La postura de Mikkel era rígida, tenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, su mirada estaba clavada sobre la flor.
—¿Está revisado y con las proyecciones actualizadas? —preguntó —también quiero los números del último lanzamiento comparados con los de Trevell Motors, los quiero en mi escritorio en una hora.
Lía apretó los labios, ¿Qué demonios creía que era? ¿Una máquina? Eso era un trabajo que le llevaría mediodía, pero no le iba a dar el gusto de pensar que no podía.
—Como ordene, jefe —contestó, tratando de no alterarse, pero sus dedos se crisparon sobre el documento que