49. Luz y fuego entre sombras.
Incluso mientras me apoyo en ella, siento que las sombras de la traición y la incertidumbre acechan en cada rincón del santuario, entre los pliegues de la piedra húmeda y los ecos que parecen respirar desde las paredes. Sé que el poder que compartimos puede ser bendición y maldición a la vez, y que la verdadera batalla apenas comienza. Meira no es sombra; es luz y fuego entrelazados, y debo decidir si la abrazo o la dejo ir antes de que nos arrastre a ambas hacia el abismo.
Los días que siguen están llenos de susurros que se enredan en los pasillos, de miradas que pesan más que cuchillas, y de alianzas que se forman y se rompen con la ligereza de un suspiro, mientras el eco del linaje antiguo se deja sentir con fuerza, como un viento que no entiende de límites. Meira camina entre las Betas y los rebeldes con esa presencia que es consuelo y desafío a la vez, y cada paso suyo parece dejar un rastro de preguntas y certezas mezcladas, un fuego que puede quemar o iluminar según quién se at