29. El veneno de un beso fiel.
Hay una diferencia sutil y cruel entre desear y poseer, entre tocar un cuerpo como si fuera un altar y tomarlo como si fuera un arma, como si cada curva y cada respiración fueran una herramienta de dominación más que un templo a respetar, y algunos Alfas, los más torcidos por el poder y la necesidad de control, no comprenden esa diferencia o simplemente no quieren hacerlo, porque aceptar que el deseo puede existir sin jaula es admitir que hay fuerzas que no se someten, que no pueden sujetarse con cadenas ni conquistas, y que el mundo entero puede responder con resistencia.
El viento esta noche no es limpio; trae humedad que se pega a la piel, sudor masculino que se mezcla con la tierra y el perfume de la anticipación de algo que no es deseo, sino caza, un acecho que se esconde en el temblor de las hojas y en el silencio que de repente cae sobre el bosque, apagando incluso el canto de los pájaros. Lo siento demasiado tarde. Un murmullo se quiebra en el aire, los árboles se callan como