Cap. 77 El Confrontamiento
Las trampas se cerraban con una precisión silenciosa. Mientras Augusto iniciaba su farsa como espía, otro engranaje crucial se ponía en movimiento. Alba, desde su lecho en el hospital, orquestaba cada movimiento con la paciencia de una araña.
Sabía exactamente lo que quería y cómo obtenerlo.
En un giro que dejó a todos perplejos, Augusto consiguió permiso para ver a su nieta. Nadie supo cómo lo logró, pero apareció en la suite médica de Alicia con un traje estéril de colores vibrantes, adornado con animalitos y personajes de dibujos animados.
El gorro que llevaba era tan ridículamente gracioso que, cuando Alicia lo vio, una risa franca y contagiosa llenó la habitación. El solemne Augusto Ottum había sido reemplazado por un abuelo payaso que hacía muecas y hablaba con voces tontas, y Alicia, hambrienta de alegría y normalidad, se enamoró al instante.
La señora Petra, su cuidadora, por primera vez en semanas, respiró tranquila. Parecía que una pequeña luz de paz se abría paso en la t