Cap. 74 No estoy de acuerdo
Después de la bochornosa escena en el pasillo, Luther logró entrar a ver a Alba. La atmósfera en la habitación había cambiado; ahora estaba cargada de un propósito frío y calculador.
—Hermana, debemos ser más cautos —dijo Luther, bajando la voz.
—Isabella es una fuerza de la naturaleza, lo sé, y también sé que no va a revelar el secreto. Pero si hubiera sido una Alejandra Ottum, ya estaría burlándose de tus enemigos y soltando la sopa. Isabella no es idiota, es arrogante, pero es leal a su código. —Frustrado, corrió una mano por su cabello.
Alba, mientras se ajustaba meticulosamente la barriga falsa, asintió con una sonrisa leve.
—Lo sé —dijo, con un dejo de ternura.
—Y esos dos de afuera... no se cansan, ¿verdad?
Antes de que Luther pudiera responder, los doctores Clemente y Banegas entraron a la habitación. El Dr. Clemente tomó la palabra, su voz era un bálsamo de profesionalidad.
—Alba, tu prima Julia está muy bien. Los bebés también están perfectos. Solo haz lo que tienes que hac