Cap. 29 No lo hay
El mundo se detuvo para Alba. El aire se espesó en sus pulmones. La noticia no fue un golpe, sino un vacío que se abría bajo sus pies. Todas sus estrategias, sus planes meticulosos, su lucha por la libertad... de repente se empequeñecieron ante la imagen de su hija, sola, asustada y enferma.
—¿Cuánto tiempo? —logró preguntar, su voz apenas un hilo de sonido.
—Clemente dice que cinco, seis días en el mejor de los casos. Pero... —Luther dudó, algo inusual en él.
—Pero su fiebre no cede como debería.
Alba cerró los ojos. La batalla ya no estaba en los pasillos de la villa o en las salas de juntas. Estaba aquí, en el cuerpo diminuto de su hija. Y ella estaba atrapada en esta habitación, incapaz de acudir a su lado.
—Luther —susurró, abriendo los ojos, y en ellos ya no había rastro de la mujer estratégica o la esposa herida. Solo había una madre al borde del abismo.
—Esto cambia todo. El plan... no podemos esperar.
Se llevó la mano al vientre.
—Este bebé es su esperanza, pero Alicia... Alic