Habían pasado 24 horas críticas. Hugo y Lena, con el corazón en un puño, se habían instalado en un departamento cerca del Hospital Medical Center para estar cerca de Alba durante la tormenta que se avecinaba.

Julia, por su parte, ejecutaba su parte con una calma metódica. Se había estado preparando para esto desde que Alba le pidió el gran favor, y había aceptado sin dudar.

Todo el mecanismo funcionaba como un reloj suizo, pero eran conscientes de que un engranaje flojo podría hacer saltar todo por los aires. Debían apurarse.

Luther había sido claro: Lucius llegaría esa misma noche, y su llegada sería un tormento en sí misma. Estaría constantemente tratando de llevarse a Alba y, lo más peligroso, amenazando con el control absoluto sobre Alicia al tenerla en su mansión.

Las cosas debían estar lo más claras y listas posibles para ese enfrentamiento. Y en medio del caos, Alba aprovecharía la situación para completar el procedimiento que era la clave de todo.

Tal y como lo habían previ