Cap. 26 Prácticamente fue secuestrada...
En el hospital, a las 7:30 de la mañana, tras una noche de observación, los resultados llegaron. El doctor Álvarez y el ginecólogo entraron a la habitación de Alba con rostros que no podían ocultar una emoción contenida.
—Alba, está confirmado —anunció el doctor Álvarez, con una sonrisa genuina.
—Estás embarazada. Los niveles de la hormona gonadotropina coriónica son altos. Eso indica que tienes, por lo menos, tres semanas de gestación.
—Antes habíamos detectado un indicio —aclaró el ginecólogo—, pero era tan bajo que temimos fuera una falsa alarma. Pero ahora no hay duda.
—¿Y todo está bien? —preguntó Alba, conteniendo el aliento.
—Sí —confirmó el genetista.
—El embrión se ve saludable y está perfectamente implantado. Es muy prometedor. Ahora, vamos a proceder con el siguiente paso. Todo tiene que ser meticulosamente planeado y ejecutado.
Una oleada de alivio tan poderosa que casi la dobla inundó a Alba. Se llevó una mano al vientre, protegiendo instintivamente la vida que crecía en