Cap. 21 Pero no soporto su falsedad.
Cuando estaba a punto de subir a su auto, una mano la agarró con fuerza brutal del cabello, tirando de ella hacia atrás. Luther se acercó a su oído, su voz, un susurro cargado de odio y promesas siniestras.
—Escúchame bien, perra maldita. Si le pasa algo a Alba o a mi sobrina, te juro que te voy a cortar en pedazos y te voy a hacer desaparecer. A Lena no le importó la última vez que me difamaste, porque no era mi madre, y no tenía por qué aguantarme. A pesar de que todo fueron mentiras tuyas, la perdoné. Pero Alba y Alicia son otra cosa totalmente diferente. Si te atreves a dañarlas, a lastimarlas o a alejarlas de mí, me voy a encargar... y escúchame bien, maldita perra, me voy a encargar de que sufras cada día de tu vida.
La soltó con brusquedad y se volvió hacia la casa como si nada hubiera pasado. Celeste, con el cuero cabelludo ardiendo y el corazón embistiéndole el pecho, se subió a su auto con paso tembloroso y partió a toda velocidad hacia la Villa de la Tormenta. Era el único